COSECHA ELECTORAL

Estrategias y jales electorales de los contendientes del 5 de junio

Uno cosecha lo que siembra, así de simple. Aplicado a la política, si uno utiliza una buena estrategia, propositiva y coherente, cosechará votos y respaldo popular. En caso contrario, si lo que se siembra es negatividad y temor, una cosecha agria es lo que tendrá.

En este balotaje hemos visto cómo Keiko Fujimori y Pedro Pablo Kuczynski han tenido diversos enfoques para tentar el cargo más alto de la República. Por lo pronto, podemos distinguir tres etapas claramente diferenciadas en lo que va del proceso. La primera, es la de asimilación. Al parecer el mensaje del 10 de abril agarró desprevenidos a los militantes de Fuerza Popular y de Peruanos por el Kambio, ya que se cometieron errores graves en ambos partidos. En el primero, un lío cuasi familiar entre hermanos dio la imagen de fraccionamiento.

Por otro lado, en el pepekausismo se cometieron dos errores. Uno de ellos, es que su candidato se fue por demasiado tiempo a Estados Unidos, lo que lo distanció de la población. El otro error, es que en lugar de aprovechar el motín naranja, tuvieron el suyo propio: el enfrentamiento entre Salvador Heresi (secretario general del partido) y Martín Vizcarra (candidato a la vicepresidencia). Además, como si fuera poco, PPK en vez de hacer de bombero y apagar el incendio en sus filas, hizo de pirómano y le echó gasolina al mandar a su secretario general a “comerse sus palabras”.

La segunda etapa del proceso es la del planteamiento estratégico. La dicotomía propuesta por ambos candidatos está clara: autoritarismo versus gobernabilidad. PPK pasó al ataque apelando al antifujimorismo y pregonando el inminente autoritarismo al que estaríamos sometidos si Keiko controla los poderes Ejecutivo y Legislativo. En respuesta, Fuerza Popular hábilmente señala que tener mayoría en el Parlamento garantiza la gobernabilidad; mientras que PPK, con sus 18 congresistas, solo tendría un gobierno inestable.

No obstante, la verdadera ventaja de Keiko reside en que todas sus propuestas recientes están claramente enmarcadas en la estrategia macro de posicionarse como la candidata de los desfavorecidos. Mientras que las propuestas de PPK no encajan dentro de una estrategia similar, o al menos no una que esté clara. Al contrario, parece ser que el único norte de su campaña es el anti.

La tercera etapa, es la de los jales electorales. Los apoyos más mediáticos que ha conseguido PPK son los de Toledo, Acuña y Vargas Llosa. Mientras que Keiko ha hecho lo propio con Hernando de Soto. En mi opinión, la capacidad de endose de los políticos en el Perú es reducida, por lo que para que su apoyo a un candidato sea realmente efectivo, este tendrá que aportar maquinaria partidaria y recursos, o al menos dar confianza a la población. Teniendo ello en cuenta, el apoyo de Toledo no será relevante; por su parte, el de Vargas Llosa está tremendamente desgastado y, por ende, ya no será efectivo. No obstante, el tan criticado apoyo de Acuña, si bien le restaría en Lima, le sumaría en el norte. En todo caso, asumimos que PPK ha hecho matemáticas y ha decidido jugársela. Habrá que esperar para ver los resultados.

En cambio Keiko, pese a no haber recibido el apoyo de algún excandidato presidencial o partido político, tiene el de Hernando de Soto. Él es un economista de primer nivel, posiblemente un futuro Premio Nobel, cuya presencia en un gobierno generaría confianza de que se realicen avances interesantes en cuanto a la formalización de la economía y la capitalización de activos. Es decir, hacer al Perú un país de propietarios. ¿Él suma? Definitivamente.

Finalmente, el 5 de junio será tiempo de cosechar y si PPK no replantea su estrategia parece que tendrá una mala jornada.

Franco Germaná