Dante Bobadilla

Corrupción, mediocridad y contrabando ideológico

No somos libres. Somos colonia de la ONU y sus satélites

Corrupción, mediocridad y contrabando ideológico
Dante Bobadilla
27 de septiembre del 2018

 

Cualquiera puede tener un discurso barato contra la corrupción y seguir robando. Es lo que ha venido ocurrido en el país en los últimos años. La lucha contra la corrupción es un discurso demasiado gastado como para seguir creyendo en él. Deberíamos emprender la lucha contra la mediocridad, que es lo que más nos agobia. Incluso para la lucha contra la corrupción, pues ni idea tienen de cómo combatirla y siguen dando palos de ciego.

Veamos un caso concreto. Los proyectos remitidos por el Gobierno al Congreso no pasan de ser mamarrachos indigeribles. Lo han dicho constitucionalistas renombrados a quienes, por decirlo, se les fueron encima las hienas de la prensa mermelera. Una conocidísima mermelera, asesora y defensora de oficio de una larga lista de corruptos, los llamó “alquilados”, en un claro acto de proyección subconsciente. De hecho tenemos una vitrina llena de defensores de corruptos a sueldo liderando la lucha contra la corrupción. ¿No es increíble este país?

Debemos ocuparnos también de los poderes fácticos. En el siglo pasado los intelectuales de izquierda escribían profundos ensayos sobre los poderes fácticos, encarnados en la iglesia y los empresarios. De todo eso queda solo un hilo humeante que pretende revivir el fuego contra la Confiep y la Iglesia católica. Pero los tiempos han cambiado. Hoy los poderes fácticos son básicamente la prensa, las ONG y los organismos internacionales que nos dictan la agenda. Todos ellos controlados por el progresismo.

El presidente Vizcarra fue a la ONU para asegurar que somos sus súbditos y seguiremos aplicando al pie de la letra su agenda. Fundamentalmente el esperpento ideológico de la ideología de género, metida hasta en la sopa por este Gobierno, aunque disfrazada con mil nombres por los oenegeros que son sus propulsores. Nos han impuesto su doctrina social como lo hicieron con el feminismo posmoderno, el odio a la comida “chatarra”, al plástico, la lucha contra el cambio climático, la ideología de género y muchos otros convertidos ya en leyes. Nos han obligado a crear ministerios y someternos a su justicia internacional. Deberíamos cambiar la letra del Himno Nacional. No somos libres. Somos colonia de la ONU y sus satélites.

Los defensores de la agenda mundial progresista usan como argumento que “es un compromiso adquirido por el Perú”. Sí, lo es, lamentablemente, porque todos los gobiernos se pasan la vida firmando acuerdos internacionales y comprometiendo al país en agendas foráneas que no se corresponden con nuestras prioridades, nuestra idiosincrasia cultural e intereses nacionales. Nadie vota por esos planes, pero nos son impuestos por políticos mediocres que, ante su orfandad intelectual y su carencia de principios, buscan el apoyo del establishment caviar, la prensa mermelera y las ONG, porque saben que son los poderes fácticos. De hecho se alquilan periodistas e intelectuales baratos para impulsar su imagen y tomar decisiones.

Así terminamos gobernados finalmente por intelectuales progresistas, quienes consumen su cerebro con el opio de la ideología social, soñando con un mundo perfecto e igualitario, e ideando políticas públicas para crear el paraíso socialista sustentado en el Estado interventor, el gasto social y la ley draconiana. Para conseguir esto necesitan destruir a los principales partidos, desprestigiar a los principales líderes y estigmatizar a sus enemigos ideológicos. Lo hacen echando mano de la mafia progrecaviar, de los medios y de un ejército de trolls en las redes.

¿Qué hacer frente a todo esto? La mediocridad sale más cara que la corrupción y permanece impune. ¿Cómo encarcelar a quienes nos embarcaron en la inútil refinería de Talara? El mediocre que hoy mandonea desde Palacio nos ha embarcado en el delirio de la ideología de género, que anunció muy orondo en su discurso de 28 de julio. ¿Quién le metió eso en la agenda? Porque estoy seguro que a él no se le ocurrió. ¿Quién votó por ese programa?

Todos se entretienen en el circo de la lucha contra la corrupción, donde los payasos se pelean por el protagonismo haciendo reformas inocuas y vendiendo el humo del referéndum. mientras tanto, debemos estar atentos a que esta banda de mediocres, trepada al poder por azar, no termine entregándole el mando al establishment caviar, como ya ha ocurrido antes.

 

Dante Bobadilla
27 de septiembre del 2018

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