CONVIENE UN “ZAR” ANTICORRUPCIÓN

Una persona honorable y sin intereses políticos ni empresariales

La propuesta es del congresista Juan Sheput, y considero que es una iniciativa oportuna y válida: designar una persona, liderando un colectivo, que (como tarea primordial e inmediata) pueda hacer el seguimiento, tanto judicial como político al proceso de corrupción en torno al caso Lava Jato y colaterales, iniciado en Brasil y certificado por las autoridades de EE.UU. y otros países.

Es más, me adelanto a sugerir que quien lidere este esfuerzo debe ser alguna de las personas que integran la Comisión Presidencial de Integridad, que no hace mucho alcanzó al Ejecutivo una serie de sugerencias en materia de lucha anticorrupción. El colectivo que respalde este trabajo puede ser esa misma comisión. Hay varias razones para ello:

1. Necesitamos que en esta nueva etapa de profundo descrédito y desconfianza en la clase política y empresarial, autoridades de varios niveles e incluso periodistas, la población sienta que hay personas con algo de honorabilidad y decencia, que tienen la capacidad de vigilar los verdaderos intereses del país (es decir, lograr justicia de verdad). Y que estas personas no están sujetas a ningún mandato ni condicionamiento de este o anteriores gobiernos, ni sometidos a cualquier otro interés (empresarial, mediático o el que fuera). Necesitamos confiar.

2. Si bien el Gobierno tiene la obligación de apurar los procesos indagatorios y exigir resultados lo más pronto posible, así como de mostrarse dispuesto a colaborar con cualquier tipo de investigación (empezando por el propio presidente Kuczynski), las urgentes necesidades del país demandan un Poder Ejecutivo liderando y gestionando los cambios que esta administración se ha propuesto. Esta última es y debe ser su prioridad por las enormes falencias que sufre el Perú: inseguridad ciudadana, pésimos servicios de salud, déficit de infraestructura, disminución del crecimiento económico, etc. Necesitamos un Gobierno al mando y gobernando.

3. Con la misma lógica anterior, precisamos de un Congreso que cumpla con su rol de hacer control político de un Gobierno en marcha, y no de uno pasmado por los escándalos. Ya de por sí, como lo acaba de admitir el ministro Thorne desde Davos, el “efecto Brasil” va a tener un impacto en el crecimiento del PBI proyectado para este año. Si además el Ejecutivo, las regiones y los municipios dejan lo que tienen que hacer por el vendaval de acusaciones y señalamientos, el Perú se detendrá, y eso es lo peor que nos puede ocurrir. Los congresistas tienen que continuar haciendo su trabajo de fiscalización y su tarea legislativa (cuya agenda es inmensa). Necesitamos un Parlamento en marcha.

4. Necesitamos que las autoridades judiciales sepan que no solo tienen el ojo ciudadano puesto en su trabajo, sino el de aquellas personas (el colectivo anticorrupción propuesto) cuya principal labor sea evitar la impunidad, el trato debajo de la mesa y eventualmente la afectación del debido proceso.

Necesitamos —en suma— que nuestro frágil sistema democrático use sus propias herramientas y sus propios canales, y que active los limitados espacios de indignación y decencia que nos restan para sancionar uno de los procesos de corrupción más grandes de nuestra historia republicana.

Eso nos permitiría reafirmar que nuestra democracia puede seguir siendo incipiente, pero no boba; y que pese a todo, el sistema puede levantarse del golpe, vacunarse y extirpar aquello que lo mina estructuralmente.

Por Mario Saldaña C

@msaldanac