Confrontación frenará el crecimiento

El Banco Central de Reserva del Perú ha informado que las expectativas de crecimiento del Producto Bruto Interno van en aumento. Sin embargo, los índices económicos señalan que podría alcanzarse el 3.9%. ¿Qué significa dicha cifra? Que al igual que en el 2017, la pobreza quizás se incremente o su reducción resulte insignificante.

Si no se genera más empleo, la demanda hará que los salarios bajen y los ingresos por familia disminuyan, impactando negativamente en el consumo. Ahora, para que el empleo resulte beneficioso a la economía debe responder a inversiones productivas, como son los proyectos pendientes de ejecución en varios sectores. La falta de una decisión gubernamental es lo que difiere su puesta en operación.

La administración del presidente Vizcarra se ha enfocado en los temas de corrupción; lo cual es positivo, porque la corrupción ha dañado la moral pública y posterga las decisiones de inversión. Pero eso no es óbice para eludir la toma de una decisión que depende exclusivamente de la competencia del Poder Ejecutivo: el inicio de la construcción del proyecto cuprífero Tía María.

El presidente debe tener en claro que el referéndum reaviva la confrontación política entre los dos principales poderes del Estado, el Legislativo controlado por la mayoría fujimorista (gracias al voto popular) y el Ejecutivo que pretende interpretar la denominada indignación de la “calle”. También es cierto que el fujimorismo no supo reaccionar y liderar la reforma del Consejo Nacional de la Magistratura y solicitar la renovación de la Corte Suprema antes que los audios los convirtieran en clamor popular.

Los movimientos de masas sin conducción visible pueden terminar siendo canalizados por cualquier arribista que busque enquistarse a perpetuidad en el poder. Peor aún si además son acicateados por una campaña de medios que reivindica la libertad de expresión, información y opinión, ocultando que su objetivo es recuperar la tutela del subsidio estatal.

El grito de “que se vayan todos” no es una solución, porque lo único que se conseguiría es que la próxima representación parlamentaria sea la de menor calidad de nuestra historia. Las prácticas democráticas y de concertación en el Congreso requieren cierto nivel de conocimiento, además que sería injusto que un buen parlamentario no pueda reelegirse. Los congresos que mejor funcionan son aquellos que han incorporado en su sistema la renovación parcial de sus miembros a mitad del periodo legislativo.

El argumento de la no reelección congresal responde a la restricción impuesta por este poder del Estado a los alcaldes y gobernadores, porque ha habido autoridades subnacionales que hacen uso y abuso en sus cargos. Lamentablemente dicha decisión ha sido tergiversada ante la opinión pública, interpretándose como el establecimiento de un privilegio para los congresistas. Quizás sería mejor definir que la reelección, en todos los casos, será por única vez.