Jaime Chincha

Con las barbas (rojas) en remojo

Con las barbas (rojas) en remojo
Jaime Chincha
27 de junio del 2014

Escándalos de corrupción desnudan a la izquierda marxista

A tres meses de las elecciones, la izquierda recibe dos batacazos que le costarían las plazas más importantes que ganaron el 2010: Lima y Cajamarca. Susana Villarán y Gregorio Santos son acusados, por omisión ella y por acción él, de corrupción. Si bien los casos son distintos en las formas — por eso Santos está en la cárcel, mientras Susana se quedaría con las manos chamuscadas —, el fondo de ambas imputaciones desnuda una práctica similar: mucho dinero de las arcas públicas trajinado indebidamente y con destinos oscuros, mucho compadrazgo a cambio de prebendas a costa del pliego presupuestal, y mucho mirar la paja en el ojo ajeno teniendo una tremenda viga que los enceguece.

De la semana pasada a hoy, el caso de la Caja Metropolitana ha dado un vuelco que ha silenciado a la alcaldesa-candidata. La Contraloría, presionada por la contundencia del informe de la OCI que reveló Panorama, ha decidido investigar lo que, a tenor de su último comunicado, constituye “algo grave, complejo y de alta repercusión”. Al señor Khoury no le ha quedado otro camino que seguir la línea de acción de los auditores que fueron despedidos por José Miguel Castro, mandamás de la entidad financiera edil y hombre de confianza de Susana Villarán. Aunque Castro nos diga - con un rictus digno de un severo análisis para la recordada serie 'Lie to me' - que no hay nada irregular y que la Caja está en su mejor momento. Todo un mundo paralelo si escudriñamos las auditorías que encontraron más de treinta artículos del Código Penal quebrantados en las tenebrosas movidas de la Caja; presuntos delitos que van desde la autoría mediata y coautoría, hasta colusión, peculado y cohecho; pasando por estafa y estafa agravada.

No muy lejos de tamaños hechos, aunque con truhanerías menos intrincadas y mucho más groseras, está Gregorio Santos y toda una red corrupta que trabajaba para él. Los fiscales han encontrado en el presidente cajamarquino cargos tan punibles como el de asociación ilícita, cohecho y colusión agravada. De acuerdo a la acusación, Santos favoreció a su amigo Wilson Vallejos a cambio de millonarias coimas depositadas en el extranjero. ¿Qué responde la izquierda? Han sacado de la chistera argumentos tan delirantes como la persecución, e incluso el risible congresista Rimarachín dice que el encarcelamiento de Santos responde al paquete gubernamental para proteger la economía. Sin duda, a la izquierda se le ha visto el fustán y eso la deja ante una inminente derrota en sus dos bastiones más protagónicos. No hay que olvidar que los antimineros Glave y Arana han compartido el poder en el municipio de Villarán y en el gobierno de Santos, respectivamente. El electorado limeño los sacó en la revocatoria, pero en octubre próximo, a tono con lo que ha adelantado la Contraloría, la alcaldesa podría destapar una auténtica caja de Pandora. Cajamarca, empobrecida y estafada, no debe reelegir a un presidente regional que confunde errores con delitos; así la ley sea tan candelejona que le permita postular desde Piedras Gordas.

Por Jaime Chincha

Jaime Chincha
27 de junio del 2014

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