Jorge Morelli

Comprarán dólares para pagar deudas

Comprarán dólares para pagar deudas
Jorge Morelli
26 de noviembre del 2014

Probables efectos negativos de la rebaja del impuesto a la renta de ciudadanos

Me van a disculpar pero tengo mis dudas. El paquete anunciado por el ministro para reactivar la economía va a dejar de sacarle del bolsillo a la gente miles de millones de soles. En buena hora. La idea, sin embargo  -al menos es lo que cree Ollanta Humala- es que la gente va a gastar ese dinero y la demanda logrará que la máquina se eche a andar de nuevo. El problema es que no veo que vaya a ocurrir eso.

Lo que sucederá es que la gente irá corriendo a comprar dólares con ese dinero, para salir de las deudas en esa moneda que contraído estos años. Es lo que haría cualquier persona racional que, ganando un sueldo en soles, se compró algún tiempo atrás un departamento o un carro o ambas cosas con un préstamo en dólares.

La devaluación del sol de los últimos meses ha hecho crecer esa deuda día a día. El dólar hoy, por ejemplo, ha subido cinco por ciento desde comienzos de año. Y puede aún dispararse en cualquier momento a cuatro soles. El riesgo cambiario se ha convertido en una trampa mortal. Lo racional en esta situación es destinar cualquier ingreso extra a escapar de esa trampa, a salir de esa deuda, a cancelarla a cualquier costo, cuanto antes.

¿A dónde van a ir entonces los millones que el gobierno ya no le sacará del bolsillo a la gente con la rebaja de impuestos? La gente no va a gastar ese dinero. Lo usará para salir de la deuda o lo ahorrará, pero siempre en dólares. No gastará, ahorrará. Es lo que hacen las personas cuando ven venir las vacas flacas.

Lo que sí va a ocurrir, en cambio, es que la presión de miles de personas por comprar dólares va a empujar aún más arriba el dólar y a precipitar una mayor devaluación del sol.

Esto no le preocupa quizás al gobierno si cree que la devaluación promoverá las exportaciones e impulsará el crecimiento. Pero lo que puede empujar antes es la inflación, que ya pasa del 3 por ciento del techo del rango meta del BCR. Que eso vaya a compensarse con reducciones en el costo de los combustibles solo es autoengaño.

Todo esto lo sabe de sobra el BCR, que viene combatiendo acertadamente y con éxito la devaluación del sol por encima de los tres soles. El MEF se ha colocado, al parecer, en un curso de colisión con el BCR, dos locomotoras a toda máquina en la misma vía y en direcciones opuestas.

La reducción de impuestos es una buena medida, pero no porque promueva la reactivación. Es sana porque castiga a un Estado que no ha sido capaz de ejecutar obra y menos aún de montar una política contracíclica para combatir la desaceleración de la economía. Es la primera vez que ese Estado sufre el castigo que merece y hay que aplaudir la medida, pero no por las malas razones. Tales reformas de fondo se hacen en las vacas gordas no en las flacas.

La salida de esta trampa ahora está fuera del marco. Hay que retomar el objetivo de ejecutar obra pública, solo que no del modo en que se viene intentando. La obra pública menor deben ejecutarla en gran escala las empresas privadas mediante el mecanismo de Obras por impuestos. Aquí la empresa ejecuta mediante convenio con la comunidad, el gobierno local o el regional. Desembolsa por tramos el dinero que luego descuenta de su impuesto a la renta.

En este mismo sentido, la rebaja del impuesto a la renta de las empresas puede ser un incentivo para que estas se comprometan a ejecutar mediante Obras por impuestos. Este esquema funciona. Está probado. Entre 2006 y 2011, por ejemplo, se logró ejecutar por este mecanismo el cien por ciento de los 2,500 millones de soles del “aporte voluntario” de las empresas mineras. ¿Por qué la empresa ejecuta mejor que el Estado? Muy sencillo. La empresa vigila, supervisa, está encima del ejecutor, insiste, es un dedo en las costillas, envía a tiempo la maquinaria, el recurso estratégico que falta. Está demostrado.

Pero este gobierno abandonó ese esquema el 2011 para reemplazarlo por el disfuncional “gravamen minero”, en el que ya no ejecuta la empresa sino el estado. El resultado fue que se pararon todas las obras.

Bajar drásticamente el impuesto a la renta de las empresas en conexión con el mecanismo de Obras por impuestos –y no desganadamente y a medias, como se está haciendo- sería mejor que bajar el impuesto a la renta de las personas naturales, lo que es justo, pero no reactivará porque con razón la gente usará el dinero para salir de deudas forzando la devaluación del sol.

Jorge Morelli (@jorgemorelli1)
(26 - nov - 2014)

Jorge Morelli
26 de noviembre del 2014

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