Cómo proteger a la población

Iniciativas no policiales de seguridad ciudadana

El visible incremento en la ferocidad con que atacan los delincuentes, disparando a sus víctimas incluso cuando estas no oponen resistencia, lleva a la necesidad de revisar los fundamentos evidentemente ineficaces de la actual lucha contra el crimen. Cuando una sociedad se ve amenazada de esa manera, es imprescindible mejorar muy rápido los supuestos conceptuales y las acciones permitidas a los ciudadanos honestos y a su policía para enfrentar con éxito la barbarie. Pero nada de esto será suficiente si no se añade un cambio hacia adelante en el Ministerio Público

El ataque a un helicóptero y el posterior combate en tierra con un importante contingente de Sendero Luminoso, aparentemente muy comprometido con el narcotráfico, no hace sino confirmar la inminente necesidad de abordar la seguridad como una tarea compleja, que requiere una mejor interacción entre la inteligencia militar y la inteligencia policial. No se trata de promover alegremente que las tropas patrullen las calles, ignorando deliberadamente la realidad numérica de las Fuerzas Armadas y las características de su preparación profesional y equipamiento. Pero existe un listado limitado de funciones actualmente cumplidas por la Policía, en detrimento de la concentración en la seguridad de los ciudadanos, que podrían muy bien ser suplidas por otras fuerzas del Estado.

La vigilancia periférica (para evitar invasiones o sabotaje) de instalaciones estratégicas —como las plantas de saneamiento de agua, las instalaciones generadores de energía, instalaciones de telecomunicaciones o los puertos y aeropuertos— es una tarea que calza perfectamente dentro de la preparación y equipamiento de la Policía Militar. Sus contingentes podrían cubrir al menos una parte importante de este requerimiento, sin que para ello sea necesario sacarlos de sus funciones fundamentales. Poco difiere la vigilancia periférica de una instalación militar de la vigilancia de una instalación estratégica.

Existen otras funciones que hoy distraen efectivos policiales, para las cuales no se requiere cinco (oficiales) ni tres (suboficiales) años de estudio. Por lo tanto es irracional continuar destacando policías a cumplir dichas funciones, cuando hay tecnología disponible u otros funcionarios remunerados por el Estado que, con menos tiempo y recursos, pueden cubrirlas a cabalidad. Me refiero a un sistema de semáforos contemporáneo, al control del tránsito en los municipios donde existe serenazgo, al salvataje en los municipios ribereños con fondos suficientes para emplear salvavidas municipales, a las labores de telefonistas en las centrales de emergencia, la toma de fotos y huellas para certificados y constancias, y a muchas de las funciones de auxiliar administrativo que hasta hoy continúan asumiendo los policías en el Ministerio del Interior.

Un sistema inteligente de semáforos y cámaras integradas a un centro de control permitiría mucho mayor eficiencia en la detección de un hecho delictivo, obstrucción de la fuga, seguimiento, identificación y pronta captura de los delincuentes. Volviendo a las funciones de la Policía Militar, habría que evaluar la conveniencia de que esta asuma una cuota mayor del trabajo de seguridad en los puestos fronterizos alejados, en trabajo coordinado con unos pocos efectivos policiales para las funciones propias de su especialidad.

En vez de insistir en los bloqueadores, de rápida obsolescencia, resultaría más eficaz la ampliación de los supuestos legales para la intervención de las comunicaciones, generando la autorización perenne de intervención en penales, juzgados y comisarías. Esto permitiría el desmantelamiento de las bandas criminales dirigidas desde los penales.

Hay muchas más medidas, que no es conveniente anunciar previamente, para no poner en guardia a la delincuencia. Es hora de dejar de hacer lo mismo si queremos resultados distintos. Es hora de elegir bien.

Dardo López-Dolz