Victor Robles Sosa

¿Cómo llegará el antifujimorismo al 2016?

¿Cómo llegará el antifujimorismo al 2016?
Victor Robles Sosa
16 de diciembre del 2014

Preferencia electoral por Keiko crece a la par que decepción por Humala y Toledo

La última encuesta de Ipsos Perú revela dos datos que a primera vista parecen no estar vinculados, pero si se reflexiona al respecto se puede establecer que están relacionados. El primero es la preferencia de los electores por Keiko Fujimori hacia las elecciones del 2016, y el segundo es la percepción mayoritaria de la ciudadanía de que el actual gobierno está comprometido en los escándalos de corrupción: el 76% de los encuestados cree que la verdad del caso López Meneses no se sabrá hasta que se vaya el actual gobierno o nunca, y el 77% piensa lo mismo con relación al caso de Martín Belaúnde.

El primer dato nos dice que si las próximas elecciones presidenciales fueran mañana, el 36% votaría por Keiko. La cifra sola dice poco, pero si vemos las encuestas anteriores de Ipsos hay una tendencia ascendente: en abril tuvo 23% y en julio 25%. Es decir que ha crecido 13 puntos en 8 meses. ¿Cómo explicar este crecimiento en medio de una constante campaña antifujimorista desde lo más alto del gobierno y de algunos medios de prensa?

Una primera explicación podría estar en que Keiko ha empezado a cosechar el trabajo político intenso que ha realizado en los últimos años para organizar en todo el país las bases de Fuerza Popular, especialmente en las zonas rurales de la sierra. Una segunda explicación sería que ha logrado construir una imagen de opositora firme pero responsable cuando muchos esperaban que se radicalizara después de que el presidente Humala le negó el indulto a Alberto Fujimori A la vez, ha marcado distancias claras con el autoritarismo al dar muestras de vocación democrática y voluntad de concertación con las demás fuerzas políticas.

La tercera explicación es el hecho que Ollanta Humala y Alejandro Toledo hayan acabado envueltos en corruptelas de las que no saben cómo salir, ni explicar, parece estar debilitando la principal bandera antifujimorista: la “superioridad moral” de ese anti. Es probable es que Mario Vargas Llosa intente retomar esa bandera para convocar al antifujimorismo, pero ¿cuánto calará su llamado en las mentes si ahora guarda silencio frente a la corrupción que todos vemos?

Muchos ciudadanos se sienten frustrados y estafados al ver cómo quienes ellos creyeron campeones morales muestran hoy fortunas y trenes de vida dudosos que no pueden justificar. He aquí donde se vinculan las preferencias electorales de Keiko con la percepción ciudadana sobre el gobierno en materia de corrupción: aquellas parecen crecer en la medida que la frustración y decepción por los “adalides” también aumenta.

Si el “partido antifujimorista” fue decisivo en las elecciones del 2011, tal vez también podría serlo en las del 2016. Sin embargo, tal como están evolucionando los acontecimientos, ese anti al parecer llegará muy debilitado a la elección.

No obstante, en política todo puede suceder: Tampoco podemos descartar que en la recta final de esta carrera el fujimorismo repita los errores del 2011, cuando no tuvo una estrategia clara y acabó derrotado por sus propias debilidades. O de pronto, por esos mismos errores o por el deterioro de la economía, podría irrumpir en la campaña un outsider populista y, otra vez, el país estaría caminando por el filo de la navaja. Este, sin duda, sería el peor escenario.

Por Víctor Robles Sosa
(16 - dic - 2014)

Victor Robles Sosa
16 de diciembre del 2014

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