Marco Sipán

Comenzó la era PPK

Comenzó la era PPK
Marco Sipán
23 de agosto del 2016

La consolidación de una lógica estatal neoliberal privatista

Para el actual modelo, un contexto económico internacional incierto, con limitada demanda para nuestras exportaciones de metales, resulta el principal freno del crecimiento económico en los próximos años. Esta dependencia que se nos ha generado por el mercado internacional provoca desequilibrios en nuestros ingresos cuando la demanda internacional se estanca o decae.

Según Dancourt, en el país “la economía urbana, que es el 80% del PBI, está paralizada hace dos años y este sería el tercer año. La recaudación fiscal cae, las importaciones caen y el empleo urbano —no solo en Lima, sino en todas las demás ciudades— está en cero. Hoy la economía crece al 4% porque la minería crece, pero eso no tiene mayor efecto sobre el resto de las actividades. Ese es el primer punto de la herencia que recibe el gobierno de PPK”. (Entrevista a Oscar Dancourt en La República, 14/08/2016)

Aún con el contexto complicado, PPK se ha comprometido a una “revolución social y a la modernización del país” señalando en su discurso que eso se traducirá en: 1) Acceso a servicios de agua y desagüe, de calidad y todo el día. 2) Educación inicial, primaria y secundaria gratuita y de calidad; 3) Un sistema nacional de salud moderno y de acceso universal; 4) Formalización laboral al 60%; 5) Infraestructura para el desarrollo (trenes, carreteras, gasoductos, aeropuertos, etc.). Conexión por tierra a Iquitos desde todo el país. 6) Erradicación de la corrupción mediante una reforma profunda del sistema judicial. Ahora queda explicar cómo, cuándo y con qué recursos se hará lo prometido.

Asimismo, el premier Fernando Zavala ha reiterado en su discurso la misma lista de cosas por hacer —nuevamente sin sustento—, poniendo énfasis en mantener un crecimiento por encima del 5% anual, a pesar de la baja de los minerales en el mundo. Por otro lado, para PPK la reducción del IGV del 18% al 15% en los próximos años será la medida económica más importante; es por eso que el 2017 se iniciará con la reducción de un punto porcentual. Una medida que puede afectar seriamente la caja fiscal.

La reforma tributaria que pretende el gobierno no asegura incrementar los ingresos del Estado. Se podría perder cerca de 0.5% del PBI en impuestos, y con las reformas regresivas del gobierno de Humala ya se dejará de recaudar cerca del 1% del PBI. Se ha anunciado también un nuevo proceso de formalización, cambios en la administración tributaria, la implementación del seguro de desempleo, mayor protagonismo de Proinversión, destrabar proyectos mineros y de construcción, y la reducción de tramitología, entre otros. Todo esto necesita financiamiento que, con los ajustes en la tributación, serán cada vez más escasos.

A nivel internacional se han reducido las exportaciones de materias primas y los precios han bajado. Y, como sabemos, la lógica del mercado es que cuando no hay compradores no existe inversión para ofertar más productos. Tan claro como eso: mientras no haya la demanda de materias primas (hasta que China nos compre), los inversionistas del mundo no vendrán a invertir en materias primas que no tienen compradores.

El gobierno tiene que alejarse del dogma extractivista y entender que no puede ser el único eje de desarrollo. Deberá optar por la diversificación productiva como posibilidad de una economía sostenible. Sin embargo esto no pasará, pues ministros como Jaime Saavedra (Educación), Patricia García (Salud), Bruno Giuffra, (Producción) y Cayetana Aljovín, (Desarrollo e Inclusión Social), son los indicadores de la consolidación de una lógica estatal neoliberal privatista.

Marco Sipán

 
Marco Sipán
23 de agosto del 2016

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