Ciudadano Edmundo Beteta y los Goliat de la administración pública

La lucha para erradicar la gigantesca corrupción en el sector salud

Ayer se aceptó la renuncia de Edmundo Beteta Obreros a su cargo en el Sistema Integral de Salud (SIS). Según cuenta Lampadia, Beteta se habría convertido en un fuerte dolor de cabeza para algunos médicos e instituciones de salud (públicas y privadas) porque pretendió moralizar, reducir el gasto en salud que se usaba para financiar “mafias, dobles cobros y prestaciones que no le correspondían al SIS”. ¡Eso es inaceptable!

Para quienes tenemos el honor de conocer al señor Beteta y sabemos de sus competencias profesionales y su honorabilidad, nos queda claro que era una pelea de “David contra Goliat”; pero en este caso ganó Goliat. A lo largo de mi trayectoria en el sector público, he conocido muchísimos Goliat; pero en una oportunidad conversé con uno que me dio una lección privada de qué significaba para él trabajar en el Estado. Permítanme compartirla.

En esa época, ya hace algunos años, yo estaba trabajando para digitalizar expedientes y armar “files electrónicos” en una versión piloto. Sabía que se puede ampliar este proyecto a toda la institución, lo que mejoraría los tiempos de atención al ciudadano y reduciría enormemente los costos de administración, que finalmente salen del bolsillo del sector privado. Pero no tenía idea de que mis ansias por desarrollar el proyecto rápidamente se oponían a los intereses de este Goliat, que acaba de ingresar a esta institución pública y. en una carrera meteórica, había ascendido a una posición de decisión, en la que ha logrado mantenerse hasta hoy.

Goliat se sentó en mi oficina y me dijo: “¿Tú sabías que Roma se construyó en cien años? No hay para qué apurarse. Yo calculo que si gasto todos los días veinte soles entre almuerzo y pasajes, con lo que gane en veinte años puedo terminar mi casa de playa en Asia, comprarme una casa en Casuarinas y tener a mis hijos en los colegios top de Lima”. Luego me contó su estrategia, supongo que para ver si me sumaba a ella. “Se trata de construir una red interna, en la que las cabezas de área y mandos medios nos organicemos para manejar la institución”. Y así lo ha hecho hasta ahora.

Mientras personas decentes y honestas como mi gran amigo, el ciudadano Edmundo Beteta “dura poco en la gestión pública”, los Goliat están asentados en sus posiciones de dominio, construyendo, destruyendo y volviendo a construir, para simular que avanzamos, según la teoría de Schumpeter. Y este Goliat sigue “comiendo del Estado” y construyendo, además, mafias de consultorías, favores que se cobran hoy o mañana. Me provoca decir “Pobre mi Perú”, pero no. Así como el señor Beteta ha dejado al descubierto la mafia detrás del SIS, estoy convencida de que vendrá otro peruano que será capaz de seguir con este enorme esfuerzo de moralizar y servir al ciudadano. La verdadera razón de ser del servidor público.

David sí derrotará a Goliat porque los jóvenes que estamos formando en los colegios y universidades son esa fuerza de cambio que no está dispuesta a seguir soportando un funcionario público mediocre e inmoral. Y también porque hoy siguen los luchadores en el sector público, combatiendo día a día esta doble moral.

Gracias, ciudadano Beteta. Como me dijiste alguna vez, “yo soy lo que ves y valgo lo que ves”. Y hay algunos como tú en el sector público luchando hoy contra la corriente. Tú y esos miles de héroes anónimos son fuente de esperanza para todos nosotros.

Giovanna Prialé Reyes