Miguel Pons

Choque de civilizaciones

Choque de civilizaciones
Miguel Pons
27 de enero del 2015

Sin proponérselo, europeos han trasladado conflicto islámico a su territorio

Extraña a muchos la violencia desatada por los dirigentes del Estado Islámico (EI) y su yihad (guerra santa) dirigida contra los estados occidentales y sus ciudadanos, estén donde estén.

Quizá sea más fácil entenderla si se lee el artículo de Samuel P. Huntington publicado en la revista Foreign Affairs, en 1993, bajo el título “¿The Clash of Civilizations?” (¿El choque de civilizaciones?) o el libro que publicó en 1996:  “El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial” en que advierte que occidente perdería predominancia si no reconoce la naturaleza de la “tensión latente” de ésta.

Las llamadas guerras mundiales del siglo XX no fueron un anticipo de lo que ocurre en el XXI. La Guerra Fría tampoco lo fue. En ambos casos los Estados Unidos de América parecieron consolidar su hegemonía mundial y se convirtieron en una suerte de gendarme de la cultura y civilización occidental y cristiana dispuesta a intervenir militarmente a nivel global y capaz de imponerla a cualquier estado.

Las civilizaciones son la identificación más amplia que tienen los pueblos, pues en ella se recogen sus valores, su cultura, su religión, su lengua, su historia, etc. Y ésta es la que las distingue de las demás. Y dentro de éstas, las religiones o facciones de las mismas. En Irak se enfrentan islámicos de orientación religiosa opuesta y los enfrentamientos nacen desde que Mahoma murió sin dejar sucesor.

Los pobladores de las antiguas colonias que emigran a Europa, mayoritariamente islámicos, pronto superarán en número a los nativos de estos países y demandarán que se les aplique la sharia, esto es la ley islámica, no la del país que los acogió.

Sin proponérselo, los europeos han trasladado el conflicto religioso islámico a sus territorios y carecen de fórmulas para contrarrestarlo porque lo hijos de los inmigrantes son nacidos en Europa y por esta razón no pueden deportarlos. En Australia y otros países ocurrirá lo mismo.

Norteamericanos y europeos se han unido para combatir al Estado Islámico en Siria, Irak y otros. Pero no Rusia, tampoco China, que ya tiene problemas con terroristas de la nacionalidad uigur, de antigua cultura islámica.

En el siglo XX existían grandes civilizaciones: Estados Unidos, Europa, China, Japón, Rusia, India, países islámicos, budistas y latinoamericanos que reconfigurarían un nuevo orden mundial. Aquellos con culturas similares cooperarán entre sí más que los que no las tienen. Pero al interior de estos cuatro últimos existen culturas diferentes que casi no tienen nada en común, que son bombas de tiempo y les impiden consolidarse en lo que podría llamarse una identidad nacional. No son sólo conflictos raciales.

La suerte está echada, diría Jean Paul Sartre.

Por Miguel Pons-Couto

(27 - Ene - 2015)

Miguel Pons
27 de enero del 2015

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