Enrique Valderrama

Chavismo en el Perú

Chavismo en el Perú
Enrique Valderrama
02 de julio del 2014

¿Que hay detrás del intento de inhabilitar al ex presidente García?

El progreso y la democracia tienen formas disímiles de entrelazarse y relacionarse. Respecto al enfoque económico, en la América morena se adoptan modelos aperturistas que impulsan los regímenes democráticos, como los países de la Alianza del Pacífico que miran integrados al gran mercado mundial, y también, por otro lado, otros modelos que - en nombre del sueño de Bolívar - apuestan por el aislamiento comercial del resto del mundo.

Coincidentemente, estos últimos países son los que ensombrecen la democracia con el fantasma del chavismo, novísima moda política empujada a combustión por el petróleo de la otrora rica Venezuela. Son países donde el autoritarismo y el germen del continuismo licúan las condiciones para una democracia saludable. Al respecto, en el año 2009, Eduardo Dargent , en un libro fundamental para entender la América Latina de hoy, describe en detalle a la élite política de izquierda de nuestros países (también estudia a las élites-tecnocracia de derecha en situaciones similares) como demócratas radicales cuando están en la oposición, y autócratas totales una vez que toman el poder.[1]

Una república es fundamentalmente una colectividad de ciudadanos iguales basada en el respeto y el aprendizaje que permite cabalmente sobrellevar las diferencias de manera armónica y pacífica, de acuerdo a reglas básicas. En una república se respeta el principio de la separación de poderes, el debido proceso, en un contexto de plena libertad de expresión.

Los países que cayeron en la órbita del ALBA, del chavismo-castrismo, se alejan del progreso y profundizan sus problemas democráticos. Dargent concluye que “la actitud estratégica de las élites frente al poder es una de las causas de la inestabilidad de todo régimen político en América Latina”[2]

El Perú se ha preciado de transitar por la senda del desarrollo en los últimos años. Lamentablemente se han configurado señales evidentes de que el régimen de Ollanta Humala está virando hacia el chavismo, poniendo en riesgo no sólo la estabilidad económica sino la consolidación de la democracia y la república en el país. Junto con el respeto a las “reglas básicas y no negociables de la democracia liberal, que debiera estar fuera del cálculo utilitario de los actores políticos”[3] (léase autoridades elegidas, libertad de expresión, etc.), para la democracia también son críticas la protección de “los derechos políticos y las libertades civiles básicas”[4] de las personas y actores políticos (Dahl).

Eso ayuda a comprender el porqué el presidente Humala está promoviendo la inhabilitación política de Alan García violando las leyes, el debido proceso y los derechos fundamentales. Sergio Tejada es sólo un bisoño títere operador, un monito organillero, naturalmente.

Por otro lado, el Gobierno intenta controlar las universidades a través de normas inconstitucionales que recuerdan al Velascato. El régimen pretende, además, presionar a los medios de comunicación con tretas como la denominada “concentración de medios”, aplicando el mismo libreto que Chávez en Venezuela: reclamarse constructor de una democracia mejor, definirse como demócrata en la oposición, y resultar siendo autoritario en el ejercicio del poder.

Lo que se juega estas semanas en Perú es nada menos que la defensa de la democracia, de los valores republicanos, de los derechos políticos y las libertades fundamentales. No es sólo la posible e ilegal inhabilitación política a un ex Presidente. Los demócratas de todas las tiendas políticas debemos estar unidos para frenar esta amenaza autoritaria contra toda la sociedad. Por Enrique Valderrama

Enrique Valderrama
02 de julio del 2014

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