María Cecilia Villegas

Chavín de Huantar

Chavín de Huantar
María Cecilia Villegas
23 de abril del 2015

Sobre los 18 años de persecución a comandos que rescataron a rehenes del MRTA.

A 18 años del rescate de la Embajada de Japón pocos recuerdan los años de terror que vivimos. La ola de crecimiento económico, que durante este gobierno se ha reducido a poco más que un tumbo; la frivolidad de la elite y los intereses de nuestros dirigentes, hicieron que poco quede de una memoria histórica.

Chavín de Huantar fue una operación militar de rescate de rehenes secuestrados por terroristas armados con fusiles AKM, lanzagranadas, cargas de dinamita, y que habían minado el perímetro de la residencia (http://hagamosmemoria.com/?p=497). Luego de más de 4 meses de cautiverio, al iniciarse la operación, los terroristas no se rindieron, al contrario, ejecutaron su plan de eliminación de rehenes asesinando al vocal de la Corte Suprema Carlos Guisti y a dos Comandos: el Comandante EP Juan Valer, quien cayó protegiendo al entonces Canciller Tudela, y el Capitán EP Raúl Jiménez y dejaron más de 20 heridos.

Para planear y ejecutar aquella operación hubo un arduo trabajo de inteligencia cuya contraparte desde la residencia era el Almirante Luis Giampietri. De los expertos en inteligencia nadie se ocupa porque trabajaron bajo las órdenes del coronel Roberto Huamán Azcurra. Son los que Aurelio Loret de Mola llamó “gallinazos” cuando, bajo las órdenes de Alejandro Toledo, se inició la política de allanamiento sistemático ante la Corte Interamericana, impulsada por Diego García-Sayán, que le valdría a éste ser nombrado juez de esa corte. Esta política tenía un fin ulterior, desacreditar como fuere al gobierno de Alberto Fujimori, aunque ello implicase condenar a los comandos.

La tesis de “los gallinazos”, supuesto grupo clandestino que habría entrado a matar terroristas detenidos, ha sido rechazada categóricamente por los comandos. Como ha sostenido el Comandante Williams Zapata, “no hubo un solo terrorista capturado”. Más aún, la muerte en combate de cada uno de los terroristas está acreditada por el o los comandos que lo eliminaron en la operación. Ellos no entraron a la residencia para matar terroristas, su misión fue rescatar con vida a los 72 rehenes y dar sus vidas, si era necesario, para cumplir ese objetivo.

Chavin de Huantar es considerada internacionalmente como modelo de operación de rescate de rehenes. Sin embargo, en el Perú el establishment caviar y sus ONG de DDHH quieren desacreditarla sosteniendo que tres terroristas fueron ejecutados extrajudicialmente. El caso ha llegado a la Corte IDH.

Esta teoría se origina en una carta de Hidetaka Ogura, primer secretario de la Embajada del Japón. Ogura, reconocido como cercano a los terroristas, y que fuera posteriormente expulsado del servicio diplomático japonés, sostiene que cuando era rescatado vio a dos secuestradores rendidos y rodeados por los comandos. ¿Cómo pudo ver Ogura, desde el balcón por donde era evacuado, lo que sucedía en el pasillo, si el humo espeso dejado por las explosiones impedía ver más allá de un metro? Además, los peritajes médico-forenses demuestran que Ogura miente.

Ogura sostuvo además, que cuando estaba en el jardín de la casa contigua vio a “Tito” con las manos amarradas y siendo llevado por un militar de regreso a la residencia. Lo extraño es que a su lado había 10 rehenes japoneses y 6 magistrados peruanos, y ninguno vio lo que dice el japonés. Solo hay dos policías que coinciden con Ogura, pero al describir a Tito uno dice que era gordo y bajo y el otro sostiene que era alto y delgado.

Después de 18 años, la libertad, la valentía y el honor de los comandos son puestos en duda porque a las ONGs de DDHH no les queda claro de qué manera murió un terrorista sanguinario, fuertemente armado, que amenazaba constantemente a los rehenes, durante una operación militar.

Por Ana Luisa Guerrero

23 - Abr - 2015  

María Cecilia Villegas
23 de abril del 2015

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