Guillermo Vidalón

Chávarry y la vendetta política

Podría llevarnos al naufragio de la democracia

Chávarry y la vendetta política
Guillermo Vidalón
05 de septiembre del 2018

 

El fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, se encuentra en medio de una gran vendetta política. Entre quienes reclamaron para sí ser la personificación de la moral tras la caída del fujimorismo en el año 2000, y quienes quieren ver caer uno a uno a sus más enconados enemigos, tras comprobarse que no fue precisamente la recuperación de la democracia y menos la moral la que los animó a ocupar un cargo público.

Ciertamente, el fiscal tiene un gran desafío, tanto al interior del ministerio público como hacia el exterior. Al interior porque el ex fiscal, Pablo Sánchez, quisiera volver a ocupar la titularidad de la Fiscalía. Recordemos que durante su periodo se produjo el allanamiento del local principal de Fuerza Popular, partido que por entonces tenía la mayoría absoluta del Poder Legislativo. Empero, en simultáneo, no aceleró las investigaciones relacionadas a Susana Villarán, ex alcaldesa de Lima, de quien Jorge Barata —ex hombre fuerte de la constructora brasileña Odebrecht en el Perú— ha señalado que su campaña en contra de la revocatoria fue financiada por esa empresa.

El fujimorismo denunció reiteradamente a Pablo Sánchez por hacer un uso político y sesgado de las investigaciones de los casos Lava Jato y financiamiento de campaña de Fuerza Popular, y también por dilatar aquellos casos que comprometían a otras agrupaciones. Siguiendo la misma estrategia, Pablo Sánchez denuncia a Pedro Chávarry de estar vinculado al suspendido juez supremo César Hinostroza, y se suma a la campaña a favor de su remoción. Chávarry responde que no renunciará y que cumple su función con autonomía, tal como lo señala la Constitución.

Si se analiza el entorno en el que se van desenvolviendo los acontecimientos, entenderemos que quienes se presentan como la moral personificada están más que preocupados, máxime si Chávarry ha anunciado que se profundizará las investigaciones sobre la construcción del aeropuerto de Chinchero, en el Cusco. Llama la atención que la ubicación de dicho aeropuerto siempre fue observada por la Fuerza Aérea del Perú, institución que es precisamente la que más conoce sobre la dinámica de los vientos para las operaciones aéreas. Quizás la tecnología actual haya superado dicha limitante, pero sería conveniente conocer si la FAP mantiene su atingencia.

¿Qué pasa con Chinchero? Involucra al gobierno de Ollanta Humala que suscribió el contrato, también al de Pedro Pablo Kuczynski por la modificatoria, al ex primer ministro Fernando Zavala, al ex ministro de economía Alfredo Thorne y al actual presidente Martín Vizcarra, quien se desempeñaba como titular del Ministerio de Transportes y Comunicaciones.

Es conveniente, por la salud moral del país, conocer lo sucedido. Sí, pero la lucha contra la corrupción no puede llevarnos al naufragio de la democracia, en el que perderíamos todos. La mejor manera de eludir la tempestad no es hundir el barco, sino sacarlo a flote. Debemos superar el inmovilismo y emprender las reformas judicial y política, así como el reordenamiento de la estructura del Estado para hacerlo funcional a los intereses de la ciudadanía.

 

Guillermo Vidalón
05 de septiembre del 2018

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