Rocío Valverde

Canciones protesta

Cuántas revoluciones empezaron con tan solo una canción

Canciones protesta
Rocío Valverde
02 de octubre del 2017

Entre tanta violencia e impunidad, la desnudez de la corrupción y la vergüenza que ésta despierta siento que falta algo. En Perú el clamor popular no tiene un himno que capture su sentir. Mientras espero descubrir una voz que nos retrate en carne viva quiero recordar otros himnos.

La canción protesta más poética ha salido de las cuerdas vocales de Billie Holiday. La extraña fruta que cuelga de los árboles solo fue creada para saciar el hambre y la sed de sangre. La fruta no es recogida, queda a la merced del viento, la lluvia y el sol pues la fruta que huele a carne quemada cuelga de los árboles para el deleite de los cuervos. El dolor de seguir encadenada a la historia reciente se transmite en el nudo en la garganta y la pausa en el canto de Billie Holiday. Esta es una canción que pide ser sentida y que desafortunadamente, como todo himno, es ajena al tiempo. Aún me sorprende que mis contemporáneos del movimiento Black Lives Matter hayan tomado la canción “Alright” de Kendrick Lamar como batalla de lucha.

La dictadura también ha dado para mucho. En España y en Argentina cuando los militares alzaron las armas, los poetas enfilaron sus voces. En Argentina la gente hizo suya la canción “Los dinosaurios” de Charly García. El loco quizás sin desearlo escribió una sinfonía melancólica y con un golpe certero en el final porque nos dice que los amigos del barrio, los cantores de radio, la persona que amas puede desaparecer, pero los dinosaurios van a desaparecer. Con un solo estribillo reunió la ira, la melancolía, la impotencia y la lucha de las familias de los 30,000 desaparecidos durante la dictadura argentina.

El mayor representante aragonés, José Antonio Labordeta sigue pegando fuerte con su canto a la libertad. El cantautor esperanzaba a su gente con la idea de un futuro en el que haya libertad para todos, en el que se honre a los que murieron buscando la libertad y en el que el pan sea repartido. Cuánta grandeza y cuánta historia de la dictadura franquista resumida en poco más de tres minutos. Su porte, talante, bigote y la mandada a la mierda a los diputados del PP se echan de menos.

No nos puede sorprender lo que está ocurriendo en Cataluña ni que las manifestaciones estén multiplicándose en toda España. En este país tampoco ha habido perdón ni reconciliación. Tan solo tenemos que remontarnos dos generaciones para que los abuelos te cuenten cómo sus pueblos fueron bombardeados, de la hambruna del pueblo y la riqueza de los hijos de los militares. A muchos aún la congoja le llena de lágrimas los ojos.

Y si de canción contra el franquismo se trata, no puedo dejar de mencionar a Luis Llach y su estaca. El catalán nos habla de la estaca a la que se ve atado. Con su canción insta a su gente a seguir tirando de esa cuerda porque lleva tanto tiempo que ya debe estar podrida. Esta semana en Barcelona se ha vuelto a entonar la canción de Luis Llach, y es que los niveles de represión no se habían visto desde que el caudillo reinaba en España ¡Qué tristeza que este himno tenga que ser entonado una vez más!

La música transmite aquello que oculta el alma, aquellas palabras que solo pueden salir de la boca siendo solfeadas. Cuántas revoluciones empezaron con tan solo una canción.

 

Rocío Valverde

 

Rocío Valverde
02 de octubre del 2017

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