Tino Santander

Buscando un Inca en el siglo XXI

Buscando un Inca en el siglo XXI
Tino Santander
11 de noviembre del 2014

Sobre ciertos políticos que ignoran que la realidad se descubre, no se inventa

En el Perú se ha buscado un “Inca” que promueva el colectivismo y el estatismo, y esto es justamente lo que el pueblo rechaza. Muchas “organizaciones sociales” han tratado de crear un contra-poder frente al poder oficial, al que motejan de “representante del neoliberalismo”, “modelo primario exportador” y otras consignas sin contenido. Son vanguardias ideologizadas que no comprenden el Perú. Olvidan que la realidad no se inventa, se descubre.

Algunos analistas ven en las elecciones regionales de Cajamarca, y posiblemente también en las de Puno, la consolidación de un voto anti-sistema y el surgimiento de un liderazgo milenarista. Están equivocados. El voto expresa el desencanto popular por la ineficiencia del gobierno nacionalista. La reelección de Goyo Santos en Cajamarca, refleja un reclamo por mejorar la regionalización y el miedo de los campesinos a quedarse sin agua. Patria Roja tiene la última oportunidad de convertirse en una fuerza de desarrollo o perderse en la demagogia del populismo ineficiente. Ya sucedió en Puno, con el ex presidente regional Hernán Fuentes y su federalismo aymara: hoy, está condenado por corrupción y es repudiado en el Altiplano. Walter Aduviri, conoce muy bien la historia. No se trata de volver al Tahuantinsuyo, sino de resolver los problemas de la gente.

El pueblo peruano no quiere cambiar la democracia representativa -pese a todos sus defectos-, por una autocracia al estilo chavista, que se perpetúe en el poder. Tampoco quiere acabar con la economía de mercado ni estar al margen de la globalización. Los peruanos quieren reformas reales, no cambios “radicales”. El Pueblo no elige profetas, vota por reformistas. La historia lo confirma: no eligió a Haya de la Torre, líder insurgente del antiimperialismo del siglo XX, ni a Mario Vargas Llosa, ideólogo del liberalismo contemporáneo. Los mesianismos “revolucionarios” se han impuesto a través de la violencia y la dictadura. Dos ejemplos: Velasco y Fujimori.

El Perú es un país de varias naciones. Existen muchas formas de sentirse peruanos que  no coinciden entre sí. No somos una sola comunidad imaginada, sino varias; tenemos un idioma predominante pero varias lenguas. Diversas historias, numerosas mitologías, pasados diferentes y podríamos tener destinos diversos. Esta pluralidad cultural, económica, geográfica, social requiere un gran esfuerzo de comunicación y conexión política con las ansias de libertad y desarrollo del Perú.

Los peruanos empiezan a sentir los efectos del frenazo del crecimiento económico, del estancamiento de la reducción de la pobreza, de la falta de liderazgo gubernamental, de la corrupción solapada de los colaboradores de la “pareja presidencial”. El pueblo ve con indiferencia el debate vulgar de los políticos en las redes sociales. No comprende la frivolidad de algunos políticos que organizan frentes electorales en exclusivos clubes limeños. Escucha los cantos de sirena del ex presidente García, que promete “justicia social”.

Los sectores populares siempre reciben  a los políticos con entusiasmo, se toman fotos, se ponen polos de todos los candidatos, van a los mítines por 50 soles. Sin embargo, la gran mayoría es consciente de que el progreso requiere trabajo y libertad. Después de votar dicen “sigamos trabajando”, nada cambia inmediatamente, pero mantienen la esperanza a pesar de la realidad.

Los 10 millones de peruanos sin agua ni desagüe. Los mineros informales que quieren legalizarse y acceder al crédito. Los campesinos andinos que quieren ser exportadores pero no tienen crédito ni asistencia técnica. Los peruanos sin educación ni salud de calidad. Los pueblos que no tienen carreteras ni caminos rurales. Los miles de niños que caminan 4 horas en los andes para ir a la “escuela”.  Los nativos de la Amazonia que sufren inundaciones y abandono crónico de los gobiernos. Los maestros, policías, médicos y trabajadores en general con sueldos paupérrimos.  Todos buscamos un Inca del siglo XXI que solucione los problemas en democracia y libertad.

Por Tino Santander Joo
(11 - nov - 2014)

Tino Santander
11 de noviembre del 2014

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