Rocío Valverde

Brexit

Brexit
Rocío Valverde
13 de junio del 2016

Sobre el referéndum que decidirá si Gran Bretaña deja la UE

Un día, al instituto de inglés al que iba religiosamente todas las tardes de tres a cinco de la tarde, llegó un hombre larguirucho, vestido de terno y corbata, que tenía las piernas delgadísimas y era tan pálido que mi único cometido durante la clase era detectar en él algún cúmulo de melanina. Este hombrecillo portaba también el famoso stiff upper lip y era de trato correctísimo y muy amable. Rápidamente, por una regla de tres, hice del profesor un estereotipo y generalicé a toda la Inglaterra, y de paso a Bretaña entera. Esta idealización del english gentleman se derrumbó cuando, en mi primera noche en Londres, vi a un grupo de cuatro chicos haciendo un striptease en un pub del barrio Chino y tirándose cerveza por encima.

Este fue el primer mito derrumbado por la intoxicada realidad. Sin embargo, el verdadero impacto llegó cuando al poner el GPS del coche con dirección a Oxford vi signos que alertaban de vacas en la carretera. "¿Vacas cerca a la universidad más exclusiva del mundo? ¿Y que es todo este campo verde? Este GPS me debe estar llevando a Francia. Esto me pasa por comprar productos chinos". Ignorantemente había obviado la larga historia de los granjeros en el Reino Unido. Solo puedo decir que el campo cerca a la ciudad. Ver a las ovejas y vacas pastando tranquilamente ayuda mucho a hacer el tráfico más tolerable. Este paisaje se repite en toda la isla, desde Surrey —pasando por el Black Country— hasta llegar a Aberdeen.

Hace unos meses, sin embargo, estos pequeños oasis de paz se han visto perturbados por billboards, banderas e incluso espantapájaros que cobran vida y protestan: "Volvamos a unirnos al mundo". ¿Qué está ocurriendo en Europa? Separatismo en España y Reino Unido, aversión a la Europa sin fronteras, resurgimiento de la extrema derecha y un acuerdo tácito que pone a la migración como la causa de todas las desgracias que sufre Europa. Brexit es simplemente la cereza del pastel más predecible. Una capa de recesión, relleno de impotencia alimentada por la ignorancia, otra capa de crisis inmobiliaria y una gruesa cubierta de incertidumbre.

En el Reino Unido no pasa un día sin que las dos campañas "Vote in" y "Vote out" repitan la misma coletilla: "No se sabe con seguridad que ocurriría en el caso que Reino Unido abandone la Unión Europea. El futuro es incierto" versus "Todo va a ser mejor porque negociaremos en nuestros propios términos. Lo que digan los otros es puro alarmismo".

Los puntos que están en debate y han logrado captar la atención de los votantes son el control de fronteras, el acceso a benefits, la renta y compra de casas, el precio de la libra, el empleo, el impuesto sobre el valor añadido (VAT) y el dinero que se aporta a la UE. En cuanto al primer punto ha habido amenazas por parte de Francia, diciendo con la boca pequeña que si se da el Brexit no patrullaría más la frontera del Reino Unido, con lo que los migrantes podrían cruzar el canal. El futuro político de Hollande y de Marie le Pen depende de la decisión que tome Reino Unido pues —como espera la lideresa del Frente Nacional francés— la salida podría generar una reacción en cadena, con más países volviéndose en contra de la zona euro.

En cuanto al dolor de cabeza de los benditos benefits, si bien en la actualidad —incluso para mí, una extranjera casada con el europeo— parece de fábula que un inmigrante tenga acceso a este subsidio, aún estando los niños en su país natal, debemos otorgarle algo de crédito a la negociación de David Cameron con la UE. Se ha planteado reducir el subsidio que se da para el cuidado de los niños —no eliminarlo—, teniendo en cuenta el dinero que se necesita para vivir en su país natal. Los migrantes de la UE accederían a más benefits, dependiendo del tiempo que lleven residiendo en el país.

El punto más importante para la gente de 20-40 años es el acceso a casas. En Londres puedes ser el dueño de un departamento del tamaño de una caja de zapatos por el módico precio de un millón de libras. Un ambiente donde tu cama está al lado de las hornillas de la cocina y el baño está en un rinconcito de 2x2 metros. Y no pestañees, que si no lo coges tú hay veinte otros haciendo una ordenada fila en la puerta esperando hacer una oferta. Los que hacen campaña para irse de la UE sostienen que los precios de las casa están por las nubes, por la falta de control migratorio. Dicen que no se puede planificar la construcción de viviendas bajo las sacrosanta política de fronteras abiertas. Los constructores, en cambio, abogan por quedarse en la UE. Si bien los precios de las casas bajarían, les sería más difícil construir viviendas;pues ya no sería una inversión ni segura ni atractiva.

El dinero que aporta UK a la UE nos lleva de vuelta a los granjeros ¿qué hacen estos billboards en sus campos?. Si bien es cierto que UK aporta dinero, también recibe subsidios para los granjeros y la ciencia. Si los granjeros reciben dinero contante y sonante de la UE, ¿por qué apoyan el abandonar a la UE? El lema que utilizan los partidarios del "Vote out" ha sido: Enviamos 350 millones cada semana, mejor demos ese dinero al sistema de salud nacional". Pues los granjeros piensan que hay más que suficiente dinero para subsidiarlos a ellos también, sin depender de la UE, y además argumentan que podrían negociar sus propios acuerdos bilaterales de venta con otros países, en lugar de hacerlo como un bloque.

Yo vivo el día a día como una persona sin derecho a voto; por ello pregunto a mucha gente, sin cortarme un pelo, cómo van a votar y los motivos. Me he llevado muchas sorpresas, porque veo que genuinamente las personas mayores de cincuenta votarán por salir de la UE, y que piensan que esto es como la Segunda Guerra Mundial. Por Dios, incluso esta gente con acceso a educación superior ha citado a la reina cambiando motores y llantas durante la Segunda Guerra, como motivo de orgullo nacional, para no dejarse mandar por Alemania. Sin voz ni voto, pero con oídos, solo atino a escuchar estupefacta.

También he visto que la gente de la Commonwealth y jóvenes quieren permanecer simplemente porque la campaña de la incertidumbre ha calado hondo. En un mundo laboral donde se cambia de trabajo cada seis meses, votar por irse sin saber que vendrá no es una opción; hay demasiado en juego. Sin mencionar que la caras y los discursos de Boris Johnson y Nigel Farage no apelan a quienes aún conservan toda su cabellera. David Cameron, por el contrario cuenta con el apoyo de caras más amigables y familiares, como Bennedict Cumberbatch, la banda Franz Ferdinand y del Profesor X/Capitán Picard/ (Sir Patrick Stewart).

Quedan diez días para saber si la fracturada Europa detiene esta abatida. Bruselas debe prepararse para atacar dos nuevos frentes en el caso de un Brexit, pues Francia y Suecia pueden seguirles los pasos. La espera desespera, que Dios salve a la Reina.

 
Rocío Valverde
Rocío Valverde
13 de junio del 2016

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