Eduardo Zapata

Ay sí, ay sí… la cultura

Ay sí, ay sí… la cultura
Eduardo Zapata
12 de mayo del 2016

A los sectores A y B ya no les preocupan los plagios

Cuando se denunció el caso de plagio perpetrado por el señor Acuña, toda la opinión pública toda se conmovió. De hecho, la acusación constituyó una herida de muerte para el entonces candidato. La sanción social colectiva se expresó en el radical descenso del señor Acuña en las encuestas. Varios factores concurrieron para que ello sucediese así: se trataba de un personaje que había enarbolado como bandera su preocupación por la educación y del propietario y ex rector de una universidad que —tomando el nombre de César Vallejo— prometía que había, hermanos, muchísimo que hacer para acercar profesiones y cultura a sectores sociales poco atendidos. Se trataba, en fin, de un hombre que estaba traicionando su decir.

Las redes sociales —donde fundamentalmente vierten su opinión, en largas discusiones, personas de los sectores A y B— no dudaron en la franca censura. Multiplicidad de memes hicieron escarnio del señor Acuña y de su probidad intelectual. La expresión “no es plagio, es copia”, dada como respuesta por el dirigente del movimiento Alianza para el Progreso, terminó por dar la razón a quienes sospechaban de la probidad aludida.

Sin embargo –y visto este episodio en el tiempo- pareciese que mucho de esta censura obedecía más a coyunturas electorales que realmente a principios. Porque la lectura de recientes encuestas electorales, hechas ya a la luz de la segunda vuelta, nos dicen que muchos de los que se rasgaban las vestiduras en nombre de principios lo hacían más porque tenían su candidato propio y querían eliminar a Acuña pretextando los principios supuestamente invocados. Resulta revelador —y culturalmente bastante penoso, por cierto— que la reciente aproximación del señor Acuña al señor Kuczynski no haya afectado un ápice la intención de voto del segundo en los sectores A y B. En los sectores supuesta y pretendidamente “cultos” que ayer se rasgaban las vestiduras en nombre de los principios.

Y resulta también revelador —y esta vez sí halagüeño— que sea en el sector C donde la asociación Acuña-Kuczynski sí ha producido efectos en lo referido a una baja ostensible en las preferencias electorales por el candidato del movimiento PPK. Es evidente que no se hubiese esperado un desplazamiento automático de votos hacia la señora Fujimori en los sectores A y B, argumentos parece haber para que ello no ocurra. Pero los sectores iluminados del país al menos debieron mostrar una actitud más crítica en las redes sociales.

Y uno hubiese esperado una actitud más crítica, porque la no probidad referida a derechos de autor no es asunto culturalmente nimio. Esa no probidad corroe y falsifica a la educación y a la cultura. Y no dice bien del país que sus supuestas élites culturales convaliden falsificaciones de esta naturaleza. Ponerse de costado y no decir en voz alta esto no puede justificarse afirmando que “se lucha por la democracia”. Porque toda violación del principio de la propiedad intelectual constituye ya una falsificación de la propia democracia que se dice defender.

Cuando particularmente se pretenden superioridades culturales, morales y políticas es más que necesario mantener una posición de principios sobre hechos concretos, y no fabulaciones a veces fantasmagóricas. Acudir a los fantasmas puede ser saludable para la vida literaria, mas no para la vida política.

 

Eduardo E. Zapata Saldaña

 
Eduardo Zapata
12 de mayo del 2016

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