Rocío Valverde

Aves trabajadoras

Se utilizan como controladoras de plagas y barrenderas

Aves trabajadoras
Rocío Valverde
13 de agosto del 2018

 

Una tarde muy fría de noviembre estaba con mi esposo, caminando por los jardines de Luxemburgo mientras comíamos unas hojuelas de papas. En nuestro sendero se cruzó un cuervo solitario que, dando pequeños saltos, llegó hasta nosotros. Embobados por el paisaje hicimos caso omiso a las señales y alimentamos al pequeñín, que de la alegría emitió un graznido, o eso pensamos. De repente los árboles a nuestro alrededor comenzaron a temblar y unas plumas negras empezaron a caer al suelo como manzanas. Nos vimos rodeados de una pandilla de córvidos que querían robarnos la bolsa de papas. Huimos espantados por la naturaleza, mientras lanzábamos hojuelas por el camino. Nos llamó la atención que las hojuelas fueron recogidas en apenas minutos. De lo ocurrido no quedó ningún testigo, salvo nuestra vergüenza.

Resulta que la inteligencia y habilidad de los córvidos se está poniendo a buen uso en el parque Puy du Fou, de la región de  Vendeé (Francia). La próxima semana unas seis grajas comenzarán a trabajar en el parque recogiendo las colillas de cigarro y envolturas pequeñas que los animales de caminar erguido no saben desechar. Las grajas son unas aves particularmente inteligentes, que gustan de la interacción con los humanos y responden bien al juego. En este caso se les ha enseñado que recibirán un premio por cada cigarrillo que depositen en una caja.

Las grajas no son el único animal asalariado del reino de los cielos. Este año una escuela de Gales contrató los servicios de un águila para deshacerse de un grupo de gaviotas agresivas que estaban lanzándose en picado en el patio del colegio, aterrorizando a los niños que ya no podían salir al recreo. El instinto del águila resultó ser la perfecta solución natural para disuadir a la pequeña peste de hacer clavados olímpicos. Piensen en el águila como el guachimán del firmamento que bien puede deshacerse de palomas que destruyen edificios históricos o de pandillas de urracas que graznan dejando insomne a un barrio entero.

Las relaciones con las aves no las hemos inventado este milenio. La pesca artesanal con la ayuda del cormorán ha sido descrita en China, Japón, Grecia y Corea. En este caso, los pescadores salen a faenar de noche alumbrados por antorchas cuya luz hace las veces de cebo y atrae a los peces. En ese momento el cormorán, que lleva una anilla en el cuello, se lanza al agua, atrapa a los peces y regresa a la embarcación. El ave devuelve los peces grandes al pescador y se traga los pequeños como recompensa.

Las aves que tradicionalmente han sido nuestras mensajeras y pescadoras ahora se han vuelto controladoras de plagas y barrenderas. Profesiones con un poco menos de glamour pero que nos enseñan lo maravillosa que es la naturaleza si la sabemos utilizar respetuosamente.

De estas pequeñas líneas solo quisiera que recuerden lo dicho por poeta alemán Friedrich Rückert: “El águila vuela sola; el cuervo, en bandadas. El necio tiene necesidad de compañía y el sabio, de soledad”. La frase es muy profunda, pero lo literal les puede salvar la comida. Un cuervo nunca anda solo, no lo alimenten.

 

Rocío Valverde
13 de agosto del 2018

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