Auto nuevo con motor viejo

Sobre el pedido de facultades del gobierno para legislar sobre seguridad ciudadana.

Si tuviera que enviar a mis hijos por una ruta peligrosa, prestaría tanto interés al piloto como al estado del motor del auto en que viajarían. El gobierno de Humala, parece pensar distinto. Ha nombrado finalmente a dos pilotos con oficio político, como Ministro del Interior y Presidente de Consejo de Ministros, pero insiste en usar un motor viejo e inútil al mantener a cargo del diseño de la estrategia de seguridad al mismo equipo que causó la desastrosa precariedad que hoy vivimos en esa materia.

El ex-ministro de la percepción y la histeria, que hizo caer en el error al Presidente y a dos Presidentes del Consejo de Ministros, pertinaz en el error, continúa hablando al oído del Presidente Humala para imponer sus recetas, directamente o através de sus asesores atornillados en el Gabinete del MININTER. Por eso, nada bueno saldrá de otorgarle facultades al Ejecutivo en materia de seguridad ciudadana, sino más de lo mismo que, ya sabemos, no sirve.

La violencia en Islay tiene al Ministro Pérez Guadalupe comprensiblemente (sin duda contra su voluntad) atrapado en la vorágine del día a día, permitiendo así que los de siempre intenten empujar malas compras o insistan en sus alucinadas propuestas originarias, conchabados bajo el pedido de facultades delegadas.

Mal haría el Congreso en delegar facultades al mismo equipo de asesores presidenciales y ministeriales que usó los recursos de Inteligencia en seguir a ciudadanos honestos solo por discrepar, en lugar de trabajar en anticipar lo que hoy sucede en Islay.

En particular sobre una de las materias anunciadas para el pedido de delegación de facultades, el uso civil de armas, que acaba de legislar el Congreso tras un prolongado debate con participación de la sociedad civil, en el que se modificó muchos disparates que contenía la propuesta original (redactada por los mismos que harían las normas si se delega facultades en la materia).

La ley, que aún no entra en vigencia por la incapacidad del ejecutivo para reglamentarla, es considerada por expertos del Perú y el extranjero como la mejor de las actuales en la materia. Fue aprobada por consenso.

Pretender modificar vía delegación de facultades una ley promulgada hace solo cuatro meses sería un insulto inadmisible al Congreso y a la voluntad ciudadana. Si contra lo aconsejable se otorgasen las facultades legislativas en materia de seguridad ciudadana, debiera hacerse con la prohibición expresa de tratar la materia citada.

Estando tan cerca ya el fin de la este gobierno, período en el que tradicionalmente la burocracia se vuelve más lenta, desobediente y sorda, buscando sobrevivir o pasar inadvertida, lo más saludable sería que el Mininter presente una relación de proyectos (suponiendo que estos ya están listos) y que las comisiones del Congreso se avoquen a un estudio concienzudo, pero rápido, de modo que las normas resultantes puedan ver la luz en Julio.

Pero no hay que engañarse. No se trata solo, ni principalmente, de dar nuevas leyes. El problema está en las personas a cargo de la ejecución de las mismas, que no han cambiado ni cambiarán muy probablemente hasta Julio del 2016.

Por Dardo López-Dolz

12 - May - 2015