He aquí el poder

¿Qué tan lejos llega la influencia de los complejos empresariales brasileños y chinos?            

Bienvenidos al siglo XXI. Dado el alineamiento de la economía global en torno al Oceáno Pacífico, el mare nostrum del siglo XXI, era cuestión de tiempo que chinos y brasileños se compraran el Perú, sus recursos naturales y la construcción de su infraestructura, por el siglo entero.

Hacía falta que el Estado peruano condujera ordenadamente este proceso y garantizara su limpieza y su transparencia. El gobierno “nacionalista” del humalismo, sin embargo, solo ha perpetuado en este sentido lo mismo que hicieron Toledo y García antes que ellos: la entrega más o menos desordenada de los recursos a ambos.

El Perú necesita invertir masivamente en igualdad de oportunidades. Y para esto es necesario invertir, digamos, cien mil millones de dólares en los próximos diez años en recursos naturales  e infraestructura, de modo que los impuestos de todas esas nuevas actividades paguen por la inversión masiva en igualdad de oportunidades.

Eso requiere aún, como condición previa, restablecer la autoridad política en todo el territorio. No podemos conseguir esa clase e inversión conviviendo con el terrorismo, el narcotráfico, la minería y la tala ilegales, ni con la informalidad en todas sus modalidades. No podemos gobernar el país si no ocupamos realmente el territorio primero. Y esto es lo que falla clamorosamente en los últimos catorce años.

Como consecuencia de este fracaso, incluso la inversión formal de capitales de ambas potencias se ha hecho sin que el Estado peruano tuviera realmente una visión de conjunto, mucho menos un manejo, de sus prioridades e intereses. Todo esto ha respondido apenas a las circunstancias u “oportunidades” cuando no a condiciones creadas por la presión de lobbies empresariales globales.

Entendamos de una vez lo siguiente: la información ha cambiado al mundo. Hoy día existen super transnacionales con un pie en las campañas electorales, otro en el marketing empresarial y un tercero en inteligencia. Ellas no “adivinan” en política. La hacen. Esto se halla ya más difundido en el mundo de lo que el público sabe.

¿Quién pagó la asesoría electoral a la izquierda peruana en los últimos años en la Municipalidad de Lima y quién ganó las obras? ¿Qué tan lejos llega la influencia del complejo empresarial privado brasileño?

De otro lado, ¿hasta dónde alcanza la presencia del super complejo empresarial-estatal chino que se dio el lujo de imponer la venta del proyecto minero peruano de Las Bambas –en 8,500 millones de dólares- a una empresa china como condición para aprobar la fusión global de dos grandes mineras?

Este es el mundo del siglo XXI. El Perú va tener que aprender a negociar con estos nuevos cuasi estados privados si quiere evitar que el súper imperialismo del siglo simplemente lo arrase.

Por Jorge Morelli (@jorgemorelli1)
24 - dic- 2014