Javier Agreda

Alicia cumple 150 años

Alicia cumple 150 años
Javier Agreda
19 de junio del 2015

Sobre la más importante obra literaria infantil de todos los tiempos

Hace exactamente 150 años, en 1865, se publicó en Londres el libro Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas (Alice’s Adventures in Wonderland), sin duda la más importante obra de la “literatura infantil” (es decir, aquella escrita especialmente para los niños) de todos los tiempos. Su autor era Lewis Carroll, seudónimo del escritor y matemático inglés Charles Lutwidge Dodgson (1832-1898), quien había creado esta historia para entretener a tres pequeñas niñas (las hermana Liddell: Lorina, Edith y Alice) durante un viaje en barco por el río Támesis. A las niñas les gustó tanto el relato que el autor se animó a ponerlo por escrito y, después de un par de años, a publicarlo en forma de libro, acompañando el texto con 42 ilustraciones realizadas por John Tenniel.

Pero ¿qué encontraron de cautivante en esta historia esas tres hermanas y todas las siguientes generaciones de pequeños lectores? Es difícil saberlo con exactitud, pero seguramente fue la conjunción de una serie de elementos: una historia fantástica, en la que los animales y los objetos cobran vida y hasta tienen un comportamiento típicamente humano (incluyendo manías y obsesiones); la apelación a mucho elementos propios del universo onírico (al final se descubre que todo lo relatado no es sino un sueño de Alicia); y un inquietante y muy inteligente sentido del humor, que no duda en burlarse hasta de la lógica y del llamado “sentido común”. A todo ello hay que agregar algo que se pierde inevitablemente en las traducciones: el inusual talento de Carroll para hacer juegos verbales de todo tipo, especialmente mezclar palabras para crear neologismos.

Los dos últimos aspectos mencionados hicieron que Alicia en el país de las maravillas y su continuación, Alicia a través del espejo (1872), fueran leídos con admiración también por los adultos, incluso por escritores e intelectuales. Jorge Luis Borges, por ejemplo, escribió varias veces sobre el autor, incluyéndolo entre los grandes autores de todos los tiempos: “los sueños constituyen el más antiguo y el no menos complejo de los géneros literarios… desde los sueños proféticos del Oriente hasta los alegóricos y satíricos de la Edad Media y los puros juegos de Lewis Carroll y de Franz Kafka”. Y sobre los libros de Alicia dijo que son “una obra no menos deleitable y hospitalaria que Las mil y una nochesy, a la vez, una trama de paradojas de orden lógico y metafísico”.

La naturaleza onírica de estos relatos ha sido uno de sus mayores atractivos, pero también su gran punto débil. Como sabemos, un siglo después lo onírico es el terreno más fértil para las interpretaciones psicoanalíticas; y en ese sentido las aventuras de Alicia han servido para corroborar los tremendos problemas psicológicos de su autor, quien (según los expertos) nunca superó el nivel infantil en su vida emocional. A eso se suma su notoria fascinación por las niñas (les tomaba abundantes fotos y sostenía con ellas largas amistades epistolares), demasiado cercana a la pedofilia. Pero nada de ello debería impedirnos apreciar el valor literario de Alicia en el país de las maravillas y del conjunto de la obra de Carroll.

 

Por Javier Ágreda

19 – Jun – 2015

Javier Agreda
19 de junio del 2015

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