Pedro Olaechea

Alguien tiene que irse

Presidente no puede estar bajo ninguna sombra de duda

Alguien tiene que irse
Pedro Olaechea
31 de agosto del 2018

 

En la última semana vimos un nuevo enfrentamiento entre el Ejecutivo y la mayoría parlamentaria del Legislativo, un conflicto entre dos de los poderes del Estado que debió evitarse. No es posible que las reglas básicas de protocolo y negociación que aplicamos para otras situaciones —con éxito— no sean respetadas y ejecutadas cuidadosamente en beneficio de los peruanos. Tenemos que recordar lo que dice el artículo 110 de la Constitución: “(...) El presidente de la República es el jefe de Estado y personifica a la Nación (...)”. Es decir, no es un amigo del barrio o tu “patita” que es presidente. Exponer la figura del presidente de la República a reuniones clandestinas y sin agenda es un grave acto de irresponsabilidad.

Normalmente, en negociaciones de diferentes niveles, son primero los especialistas en las materias específicas los que se reúnen con antelación y desarrollan lo que será la agenda común para los encuentros. Se intercambia documentación y puntos de vista con las contrapartes, y se llega a acuerdos que son consultados. Cuando todo esto está resuelto y se tiene un terreno común, se realizan las reuniones de alto rango.

El jefe de Estado no puede estar expuesto a encontrarse en una situación contradictoria. No puede estar expuesto, punto. Su imagen nos representa ante la comunidad internacional. Sus palabras y su acciones son los recursos extremos con los que la Nación enfrenta situaciones límite. No pueden estar bajo ninguna sombra de duda. Por eso, quienes no han tenido la capacidad de proteger la figura del presidente, tampoco están interesados en la tranquilidad del pueblo peruano, y no son útiles en el sector público. Nos harían un gran favor retirándose.

En lugar de reuniones informales, en que los poderes del Gobierno —con posiciones distantes— tienen altas probabilidades de fracaso, ¿no hubiese sido preferible formar una comisión de trabajo sobre los temas que el Ejecutivo plantee? ¿No hubiese sido más acertado enviar una invitación a la mayoría parlamentaria para que ofrezca su punto de vista en comisiones públicas? Se podrían proponer plazos, ideas de ejecución, textos que logren la aprobación de ambas partes en un entorno técnico de trabajo. Y al mismo tiempo se generaría calma en la población, ante la crisis que se vive actualmente, y se garantizaría un debate alturado y eficiente sobre los cambios constitucionales requeridos.

No escribo sobre algo imposible. Después de todo, no estamos ante una situación cualquiera, estamos ante el enfrentamiento de dos poderes del Estado peruano, teniendo al tercero en una severa crisis. Las reuniones secretas no aportan nada, mientras que la transparencia en los procesos resulta clave. ¿No merecemos respeto los peruanos? ¿No merecemos que los actores involucrados en la administración del país sean prudentes? Nunca he visto una negociación como a la que fue llevada el señor presidente. ¿Qué resultados esperaban? ¿Fue deliberadamente al fracaso?

Señores, despierten. El Perú no es su chacra. Más de 32 millones de peruanos esperan soluciones efectivas. Un diálogo transparente y con compromisos concretos es lo que merece la ciudadanía. Por su parte, las personas deben entender que no se puede recibir proyectos de ley con graves errores, señalados no solo por algunos congresistas, sino también por académicos de primer nivel.

Lo que hemos visto fue un enfrentamiento estéril que solo agregó más incertidumbre entre los ciudadanos. Se le echó más leña al fuego y ¿en beneficio de quién? Posiblemente de todos los implicados en el gigante caso de corrupción Lava Jato, los “hermanitos”, los implicados en el caso Madre Mía y demás hechos que comienzan a ventilarse. Deben estar cruzando los dedos esperando #QueSeVayanTodos.

Esto me trae a la memoria un suceso insólito del pasado. En la década del setenta, un banco local se estaba incendiando y los bomberos no llegaban. Pronto se descubrió que era un grupo de deudores del banco impidiendo la llegada del equipo de bomberos, con la esperanza de que sus fianzas, pagarés y otras prendas desaparecieran por el fuego. ¿Estaremos ante un hecho análogo?

Los dejo con una reflexión final: es necesario madurar y exigirle a las figuras enfrentadas que se sienten seriamente a conversar y que lleguen a un consenso. Es por el bien de todos los peruanos. Una hoja de ruta debe llevarnos a todos, en democracia, a nuestro Bicentenario. Vale la pena el esfuerzo. Los peruanos lo merecemos.

 

Pedro Olaechea
31 de agosto del 2018

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