Gustavo Rodríguez García

¡Al Lobby (bueno) dile sí!

¡Al Lobby (bueno) dile sí!
Gustavo Rodríguez García
22 de septiembre del 2014

Es hora de ponerle barreras a los reguladores que crean barreras burocráticas

A propósito de recientes episodios en nuestro país, ha surgido un debate en torno a la gestión de intereses. Hablar de Lobby es, para algunos, referirnos a una práctica inherentemente negativa. Sin embargo, la opinión de los grupos de interés sirve para que las autoridades puedan regular con mayor información. Es previsible que las empresas que día a día conocen la problemática de un sector puedan aportar información que para el Estado sería costoso de obtener. Si lo que queremos es que la regulación considere todos los intereses en juego y la mayor información que sea posible, debemos alentar la comunicación fluida del Estado con los grupos de interés.

Hace unos días, Fernando Cáceres, de Contribuyentes por Respeto, publicó en El Comercio una columna en la que señaló: “Urge encontrar mecanismos de diálogo público-privado que tengan aceptación en nuestra sociedad (…)”. Estoy absolutamente de acuerdo con este llamado y, permítanme agregar, creo que esta tarea debe ir de la mano con la asunción de un papel formativo ineludible. El Estado ha venido declinando de su papel educador optando por políticas populistas o simplistas orientadas a “calmar las aguas” pero sin mayor profundidad técnica.

Creo que el Lobby, bien entendido, facilita al Estado la ponderación de costos y beneficios de una propuesta regulatoria considerando, además, que todo planteamiento regulatorio es inherentemente distributivo. Si cada ley o medida adoptada beneficia a alguien e impone un costo a otro, se hace necesario viabilizar un canal en el cual los interesados (posibles beneficiados y posibles agraviados) expongan información a las autoridades.

Por otro lado, debe comprenderse que la corrupción es una respuesta racional frente a un Estado grande, gordo y lento que burocratiza innecesariamente todo trámite o pedido imaginable. En Indecopi, la Comisión de Eliminación de Barreras Burocráticas ha venido cumpliendo un papel heroico, pero cabe preguntarnos si una solución inicial concreta y clara no sería establecer, de una buena vez, una exigencia legal que obligue a los organismos reguladores del Estado a que sustenten, previamente, la existencia de mayores beneficios que costos en cada planteamiento regulatorio.

En suma, propongo que Indecopi no solamente conozca los casos de barreras burocráticas ya establecidas sino que todo organismo con facultad de regular (que no sea a través de una ley) tenga que pasar, como requisito previo, por el visto bueno de la Comisión de Eliminación de Barreras Burocráticas. De esta manera, se le pondría una barrera (quizás esto puede resultar irónico) a la regulación intrusiva y a la tramitología absurda que incentivan perversamente las prácticas mal vistas por la sociedad y que son confundidas con una gestión de intereses saludable. Ha llegado la hora de establecer barreras al establecimiento de barreras burocráticas.

Por Gustavo Rodríguez García
(22 Set 2014)  

Gustavo Rodríguez García
22 de septiembre del 2014

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