A propósito de ser político

Hace muchos años en nuestro país escuchar un debate en el Congreso de la República resultaba sumamente aleccionador y una fuente de motivación. Con cargo a ser injusta, y con las disculpas del caso, quisiera mencionar a esos grandes políticos como Víctor Raúl Haya de la Torre, Ramiro Prialé, Luis Alberto Sánchez, Luis Felipe de las Casas, Fernando Belaunde, Luis Bedoya Reyes, Roberto Ramirez del Villar y Felipe Osterling, entre otros, que entregaron su vida por el país y por un ideal de justicia social.

Viví en casa de mis abuelos, muy de cerca las historias que me contaban sobre ser político en la clandestinidad y cómo muchos de nuestros hermanos peruanos tuvieron que abandonar sus sueños y sus familias para vivir encarcelados por sus ideas. Ser político significaba entonces trascender y aspirar, con el sacrificio, a lograr cambios significativos que sumen en la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones más vulnerables.

Nos ha tocado, sin duda, una época difícil, en la que ser político muchas veces se entiende como un medio para lograr ganancias económicas extraordinarias; y en otras, supone hacer propuestas de ley pensando en los votos. Esta no es la generalidad, pero se viene convirtiendo en un modo de actuar que aleja a los jóvenes de la política activa y que los motiva a vivir de espaldas a los poderes del Estado. Para ellos, “los políticos solo roban o se preocupan por ellos mismos”.

Sí, vivimos una crisis de valores y es hora de que tomemos medidas definitivas en honor al presente y futuro que nuestro país se merece. En Francia, para ser autoridad política debes estudiar en la Escuela Nacional de la Administración (ENA), una institución de prestigio reconocido a nivel internacional. Como los franceses señalan “más que una escuela para políticos es un centro para formar a los altos funcionarios de la función pública”. ¿Por qué una iniciativa parlamentaria no consiste en la creación de un instituto de este nivel en Perú, cuya excelencia académica y formación en valores se conviertan en un sello distintivo para aquellos que quieren dedicarse a la vida pública?

El Perú tiene magníficas universidades y profesionales de primera, que trabajan aquí y en el extranjero. Es factible también hacer un acuerdo con el ENA, e instituciones de este nivel de prestigio, como punto de partida para una reforma integral. De esta manera ser político será nuevamente una opción de vida. Y el afán de trascendencia por un Perú mejor será realmente el único tema en la agenda del valiente que tome la decisión de hacer política en serio.