Vizcarra vuelve a golpear innecesariamente

El presidente Vizcarra ayer exigió que el Congreso aprobara el referéndum en base a las cuatro preguntas vinculadas a las iniciativas sobre las reformas de los sistemas judicial y político. Y lo hizo en el preciso momento en que en el Congreso se trabajaba febrilmente para culminar la reforma sobre la bicameralidad, que incluye decenas de artículos de la Constitución. Hasta allí todo podía quedar en el pulseo legítimo a que tiene derecho el Presidente con el Legislativo, sobre todo luego de haber ganado largamente en la coyuntura. Sin embargo, Vizcarra también ha vuelto a pedir que Pedro Chávarry dé un paso al costado en la Fiscalía de la Nación. Parece quedar en evidencia que los asesores marxistas, algunos ex ministros de PPK y los eternos ayayeros, estarían calentando la oreja presidencial en busca de la circunstancia precisa que posibilite cerrar el Congreso.

Es necesario decirlo una vez más: así las encuestas de Datum, Ipsos y GFK registren 1,000% de aprobación, el jefe de Estado no puede cerrar el Congreso a menos que exista una causal claramente establecida en la Constitución. De lo contrario, Vizcarra y sus asesores marxistas desgraciarán sus vidas, tal como sucedió en los casos de Leguía y Fujimori. Siempre vale recordar que cuando los césares romanos contemplaban el regreso de las legiones victoriosas de las provincias a Roma, un sabio consejero les decía: recuerda que eres mortal, recuerda que eres mortal. Vale recordar, pues, presidente Vizcarra, que más allá de los infladores y pinchazos de las encuestadoras, la popularidad es circunstancial si se olvida que la principal responsabilidad presidencial es la gobernabilidad y la transformación del país. El circo de la guerra con el Congreso ya hemos tenido más que suficiente, sobre todo luego de que el Presidente ganó y doblegó al Legislativo.

Claro que el jefe de Estado puede cerrar el Congreso forzando la Constitución y ganará el aplauso de la semana. Pero con el paso de los años le llegará su camino al Gólgota y la persecución. Así sucede en el Perú cuando se cierra el Legislativo forzando las cosas. ¿Por qué ese camino cuando Vizcarra puede ser un gran reformador si utiliza el respaldo conseguido para generar convergencias y reformas?

Y las cosas aparecen tan forzadas que el Presidente ha vuelto a pedir la salida de Chávarry de la Fiscalía de la Nación. ¿En qué democracia del mundo el jefe de Estado pide la salida del Fiscal? No se conoce una, excepto en los regímenes autoritarios. ¿Hacia dónde enfila Vizcarra arrinconando innecesariamente al Congreso y pretendiendo la remoción del Fiscal? La respuesta de Chávarry, a través de un tuit, revela una las aristas que podría explicar esta serie de desencuentros: “Ponderación, presidente Vizcarra. Basta de interferencias. Las 46 denuncias en su contra (43 de su propio pueblo) serán tramitadas con el debido proceso”.

En cualquier caso, es una situación absurda e inexplicable. Vizcarra largamente es el ganador de la presente coyuntura, porque ha obligado al Legislativo a tramitar las cuatro iniciativas de reforma judicial y política. Las encuestas, más allá de cualquier ayuda, así lo registran. ¿Por qué entonces seguir forzando las cosas? ¿O acaso estas tensiones tienen que ver con las investigaciones fiscales en curso? Si las cosas fuesen así, entonces los actores y los políticos no habrían cambiado demasiado con respecto a las prácticas de los siglos pasados. Y, de una u otra manera, la democracia podría avanzar a una salida excepcional. Ojalá que Dios ilumine a los políticos.