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¿Quién viene después de Guzmán?

¿Quién viene después de Guzmán?
Víctor Andrés Ponce
17 de febrero del 2016

Entre la novedad y los políticos conocidos

Parece improbable que luego de la resolución del JNE que declara improcedente la inscripción de Todos por el Perú, partido que lanzó a Julio Guzmán, el candidato morado pueda revertir la decisión electoral. De allí que especular sobre cómo se reorganizará el escenario electoral represente un ejercicio absolutamente legítimo.

Antes vale señalar que la alta volatilidad en la disputa por el segundo lugar no estaba en las previsiones del suscrito. Hoy es evidente que el envilecimiento del espacio público que se alentó desde Palacio agitando el antifujimorismo y el antiaprismo si bien no benefició al oficialismo, de alguna manera, organizó este escenario tan inestable, donde todo puede suceder en la disputa por el segundo lugar.

La mitad del electorado, ya sea fujimorista o no fujimorista, ha optado por el llamado elenco estable (Keiko Fujimori, PPK y Alan García) y, de alguna manera, representa el humor más conservador en el sentido de preservar  los lineamientos políticos y económicos de los últimos quince años. Sin embargo dentro del universo no fujimorista se ha desatado una intensa búsqueda por una representación viable. Primero fue PPK (elenco estable), luego  César Acuña (novedad) y después Julio Guzmán (novedad).

Los seguidores de la encuesta de Datum se han comprado el argumento de que Guzmán era el outsider. Sin embargo, olvidan que el candidato morado es el resultado de la volatilidad y en el universo de lo volátil nada está fijado. Esa reflexión ahora es innecesaria porque el hombre ya no está en carrera. Sin embargo, ¿quién se beneficiará de la salida de Guzmán? ¿Surgirá otra novedad o PPK y García podrían rebotar?

Como en la física cuántica en el universo de lo volátil nadie puede especular. Todo está en el mismo tiempo y en el mismo lugar. No obstante, en el mundo de lo impredecible el surgimiento de un nuevo aparecido es una real posibilidad. ¿Alfredo Barnechea, Nano Guerra, Verónica Mendoza? Puede ser.

Sin embargo me resisto a creer que la volatilidad por el segundo lugar en las preferencias sea una volatilidad que, como se dice, abarque de todo, incluso a un Hitler nacional. De ninguna manera. El Perú es una sociedad encaminada,  cuatro elecciones consecutivas sin interrupciones y una abrumadora reducción de la pobreza, convierten a esta volatilidad en una volatilidad con cierta racionalidad. Por eso PPK, Acuña (antes de conocerse sus estropicios) y Guzmán nunca fueron el Humala del 2006. Quizá por eso Verónica no pueda despegar.

Es decir, en la propia volatilidad también hay un sentido. De allí que no sea descabellado y de ninguna manera se debe descartar que PPK y García puedan rebotar en las preferencias electorales. Finalmente, el elector no fujimorista se puede agotar de tanta búsqueda y de tanto ensayo. Un ejemplo: la resolución del JNE no solo saca de carrera a Guzmán sino que escribe con mayúsculas y minúsculas su condición de improvisado con el cascarón de Todos por el Perú.

No hay que descorazonarse con la volatilidad de los electores. Finalmente es una justa reacción ante el personalismo de los políticos, incapaces de organizar una política plebeya y moderna del siglo XXI y de cara a la Cuarta Revolución Industrial.

Por Víctor Andrés Ponce

 
Víctor Andrés Ponce
17 de febrero del 2016

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