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La ola conservadora mundial

La ola conservadora mundial
Víctor Andrés Ponce
14 de noviembre del 2016

IV Revolución Industrial y resurrección religiosa

Las élites del mundo están en shock frente al triunfo de Donald Trump en Estados Unidos. Una elección que se produjo sobre la derrota de las élites tradicionales, el establishment de los partidos Demócrata y Republicano, los medios de comunicación, las encuestadoras, y los intelectuales y académicos.

El shock parece provenir de la súbita conciencia de que la historia no avanza en línea recta hacia adelante, sino que describe círculos, dibuja zigzags y que, a veces, hasta vuelve al lugar de donde partió. Pero ante el fenómeno también existen dos opciones: la fácil demonización, azuzada por los periodistas e intelectuales delgaditos; o la intención de analizarlo y comprenderlo.

Cabe señalar que el planeta vive un cambio de época, como sucedió antes de las revoluciones francesas y estadounidenses y la revolución bolchevique. Si bien ninguna comparación es valedera, porque el mundo actualmente está reduciendo la pobreza como nunca desde que el homo sapiens domina la tierra, las clases medias viven mejor que los reyes del primer milenio y la longevidad y el bienestar se expanden de manera inimaginable.

Sin embargo la prosperidad no anula la desigualdad. Hoy la desigualdad se ha reducido significativamente entre los países desarrollados y emergentes, pero en los primeros la llamada IV Revolución Industrial está sacudiendo los cimientos del capitalismo. Los innovadores se convierten en los nuevos ricos y los trabajadores calificados y capacitados en una clase media que opaca y humilla a los trabajadores tradicionales. En este contexto, de recomposición económica, el nacionalismo y el populismo se convierten en relatos fáciles que prenden en los electores.

La idea de que el libre comercio reduce puestos de trabajo por las inversiones en el extranjero, la imagen de que la migración disminuye los salarios y achica el mundo laboral, pueden transformarse en las envolturas que esconden las grandes tendencias disgregadoras que se generan con la nueva revolución industrial que —tal como sucedió en los siglos XVIII Y XIX— tendrá que disparar la desigualdad a niveles que no hemos visto.

En este contexto, el libre comercio, uno de los fundamentos de la gran nación del norte, puede ser cuestionado, aunque las instituciones y los procedimientos en Estados Unidos siempre se han impuesto sobre los hombres y los grupos. De allí que, tarde o temprano, surgirá un Trump institucionalizado o las instituciones harán su trabajo.

Cuando una sociedad vive cambios traumáticos tiende a aferrarse a sus valores tradicionales como una manera de negar la incertidumbre de los cambios. Algo de eso está pasando en Estados Unidos. Y si a eso le sumamos lo que algunos llaman el “iluminismo racionalista” que fomentan las izquierdas —apropiándose de la defensa de los derechos de las minorías y desarrollando estrategias que ignoran los argumentos de fe y de razón de las mayorías—, entonces tenemos el perfecto cóctel que impulsa la ola conservadora que sacude Estados Unidos y el mundo.

Los liberales establecen la preeminencia del individuo sobre el Estado y las corporaciones, de manera que es imposible concebir una sociedad abierta sin reconocer los derechos civiles de las minorías. Sin embargo, la izquierda —luego de la caída del Muro de Berlín— intenta apropiarse de esas banderas para atacar a las jerarquías eclesiales, reeditando todos los yerros del racionalismo en contra de la fe a lo largo de la historia de la humanidad.

La soberbia racionalista nos lleva a creer que algún día se anulará el factor religioso. Hay estudios que señalan que no habría homo sapiens sin el factor religioso. Bueno la soberbia racional empieza a producir el resultado inverso. El marxismo desaparece en Medio Oriente y se desencadena la resurrección de las teocracias islámicas. Trump gana en Estados Unidos con un discurso anti estadounidense. Las cuestiones de la fe empiezan a tener más preponderancia en el espacio público. Es hora de profunda reflexión para quienes nos proclamamos liberales.

 

Víctor Andrés Ponce

 
Víctor Andrés Ponce
14 de noviembre del 2016

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