Keiko y PPK cruzan espadas

El fujimorismo gira a la izquierda con tema del gas

Todas las encuestas publicadas luego de la primera vuelta señalan que Keiko Fujimori y PPK están en un virtual empate técnico. Es evidente que los veinte puntos de ventaja que había conseguido el fujimorismo sobre el pepekausismo el 10 de abril hoy se han convertido en una disputa cuerpo a cuerpo, donde uno o dos puntos más representan la diferencia entre la victoria y la derrota. La única explicación de este escenario es que en el imaginario del electorado ha surgido la disyuntiva entre la democracia y los temores autoritarios, no solo por campaña del antifujimorismo que vincula la propuesta naranja con los noventas, sino también por la mayoría absoluta que ha alcanzado el fujimorismo en el Congreso.

Hay entonces un tema de democracia y equilibrio de poderes. Si en la primera vuelta la aparición de Mendoza desató el temor del “cambio de modelo”, en el balotaje podría presentarse la cuestión democrática. Si eso sucediese el pepekausismo estaría construyendo un escenario favorable hacia el 5 de junio, ante la pasividad del fujimorismo en el tema. No se nota esfuerzos por presentar propuestas e imágenes que contrarresten las percepciones adversas.

Keiko Fujimori, por el contrario, parece decidida a organizar un escenario alternativo que le garantice la victoria. Y, de una u otra manera, ha comenzado a deslizarse hacia propuestas populistas. Y las ofertas no solo son para la economía, sino también para la política.En el Cusco se desplazó hacia la izquierda y asumió la propuesta de renegociar los contratos de gas, y acusó a PPK de pretender eliminar la CTS, mientras comenzaba a etiquetarlo como “candidato de los empresarios”. Una jugada audaz que también coincide con otras iniciativas populistas como el restablecer la pena de muerte y eliminar el 24x24 de los efectivos policiales.

En el fujimorismo parece considerarse que necesitan sumar a su ventaja en los sectores D y E de Lima, el norte y la selva del país, la mayoría en el D y E del sur. El tema del gas y el desplazamiento al flanco izquierdo nos indicarían que se cocinarían estrategias de ese tipo. Sin embargo, considerando que faltan seis semanas para la elección, ¿funcionará la estrategia fujimorista en el sur del Perú?

Ahora bien, PPK aparece demasiado confiado con la votación sureña registrada en las últimas encuestas, y todo indica que persistirá con la apuesta por polarizar la elección entre democracia y autoritarismo, entre fujimorismo y antifujimorismo. Con ello afianzaría su votación en Lima y las zonas australes del país, y consolidaría la mayoría que consigue en los sectores A y B, y la ligera ventaja en el C.

Una de las preguntas que emerge es, ¿por qué el fujimorismo parece renunciar a las clases medias emergentes de Lima y los niveles A y B? ¿Por qué renuncia a una hoja de ruta democrática que implique un cogobierno del Legislativo con la oposición? En todo caso, el desarrollo del cronograma electoral absolverá estas interrogantes que aparecen sin respuestas.

A PPK se le ha aparecido hasta hoy un escenario favorable. Trepa 20 puntos y consigue algunas ventajas: es el regalo del antivoto que se ha cultivado en los últimos años. Sin embargo todo está por escribirse. Faltan seis semanas y el fujimorismo demuestra una voluntad de guerra que nos recuerda las mejores campañas del aprismo victorioso. Si el empate cuerpo a cuerpo sigue, el debate entre los dos candidatos podría ser la batalla final. Como se ve, ni siquiera está escrito el primer capítulo de la historia.

Víctor Andrés Ponce