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¿El veto que se levanta?

Reflexiones sobre el urgente acuerdo entre PPK y Keiko

¿El veto que se levanta?
Víctor Andrés Ponce
10 de julio del 2017

Reflexiones sobre el urgente acuerdo entre PPK y Keiko

La cumbre entre PPK y Keiko que se realizará mañana tiene una enorme significación histórica: la posibilidad de que surja el primer Ejecutivo de la democracia posfujimorato que supere, de una vez por todas, el silencioso e implícito veto que se levantó en contra de la participación en democracia del fujimorismo, luego de la caída del régimen de los noventa. Si en el Perú existiesen unas ciencias sociales alejadas del severo prisma ideológico de la izquierda, hace siglos se habría llegado a la conclusión de que gran parte de nuestro desmadre institucional y la ausencia de un nuevo sistema de partidos se explica por el veto antifujimorista y la polaridad fujimorismo versus antifujimorismo.

No hay democracia sana ni sistema de partidos posible si es que la única explicación de las elecciones de Toledo y Humala como jefes de Estado es el haber representado el mejor antifujimorismo del momento. Tampoco puede haber política ni sistema de partidos si los “jóvenes de la renovación” como Verónika Mendoza y Julio Guzmán pretenden seguir la huella de sus antecesores antifujimoristas. Tampoco pueden existir relaciones normales entre Ejecutivo y Legislativo si es que el fujimorismo reclama la salida del extremismo antifujimorista del Estado para que no se vuelvan a repetir movilizaciones extrañas de la policía en plenas elecciones, que llevan a algunos a “desconfiar de los resultados electorales”.

Quizá entonces el principal objetivo del movimiento naranja sea desterrar ese veto implícito que parece permanecer en el Estado. Si el presidente Kuczynski percibe el tema, el indulto, la gobernabilidad y los acuerdos para impulsar las urgentes y necesarias reformas de segunda generación se convierten en las piezas perfectas de un rompecabezas para armar.

En todo caso es la lectura que cualquiera político desarrollaría sobre la terrible polarización Ejecutivo y Legislativo del primer año de la administración pepekausa. Si hubiese este tipo de lectura, por ejemplo, ¿el jefe de Estado volvería a nombrar a Jaime Saavedra como titular de Educación, no obstante que es una especie de némesis del fujimorismo? Parece que no. Se consideraría en algo a una mayoría legislativa, ¿no es verdad?

El veto no solo existe en el Estado. También en la sociedad y en las élites. Cuando el sicoanalista Jorge Bruce se pregunta quién es Keiko para enviar una carta a PPK no solo expresa toda la densidad de ese veto social, sino que además nos lanza a la era premoderna de la política. Si la lideresa política que ha participado en dos segunda vueltas electorales de las cuatro que hubo en la democracia posnoventa, que ha encabezado la organización de la mayoría absoluta del Legislativo, no es nadie para enviar una carta al jefe de Estado, entonces los principios republicanos, modernos, y liberales no tienen sentido. Quizá sí los de Luis XIV.

¿No hay en esa interrogante el eterno ninguneo de un sector social limeño que no tiene cómo ganar en el país? Demasiado peligroso en tiempos de emergencia popular promercado, extremadamente peligroso para el inconsciente de las abrumadoras mayorías del Perú.

Existe una élite en el Perú que no acepta la emergencia de una mayoría popular promercado que nada tiene que ver con las referencias tradicionales. No pueden aceptar que una “una porcina y chinita” –como dice el racismo que se pretende camuflar en ficción con anuencia ministerial— lidere sin cuestionamientos la oposición en el Perú. Terrible, peligroso. No saben las reacciones que pueden desatar. Ojalá recapaciten para el bien de todos.

A veces estos sectores —que sacan a relucir un clasismo estremecedor— reaccionan como las oligarquía del siglo XX que solían golpear día y noche al Apra, no obstante que eran el muro de contención del comunismo. Ahora se golpea sin consideración al fujimorismo porque en el fondo lo consideran el guachimán del sistema, el muro de contención del chavismo. Es decir el muro de contención que no tiene derecho a encabezar a la oposición.

¿Escribir de esta manera es aparecer al lado del fujimorismo? De ninguna manera. Simplemente es ser republicano. Nada más. No hay democracia si es que se veta a una mayoría, si es que hay diferentes tipos de mayorías, unas que valen y otras que valen menos. Es hora de encarar estos instintos coloniales. Es hora de levantar este último veto en nuestra democracia.

 

Víctor Andrés Ponce

Víctor Andrés Ponce
10 de julio del 2017

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