El gabinete deportivo

PPK y ministros entrenan frente a cámaras

Habría que saber quién fue el estratega que le recomendó a PPK y al presidente del Consejo de Ministros (PCM), Fernando Zavala, convocar a la mayoría del Gabinete a presentarse en el patio de la Casa de Pizarro a desarrollar una sesión de gimnasia, con colchonetas y personal training incluidos. La imagen no cuadra para nada. Algo diferente hubiese sido observar al propio PPK desarrollando una caminata personal que afirmara la idea de que se mantiene en forma, pero un Gabinete en sesión de gimnasia revela que algo está mal.

¿Cómo se pudo originar semejante iniciativa? Es evidente que se pretendió transmitir la imagen de una política pública a favor del deporte y la vida sana. Pero los primeros actos públicos del jefe de Estado deberían estar más bien vinculados a una reunión con el ministro del Interior —Carlos Basombrío— y los generales de la Policía, para detener el desborde criminal que afecta a ricos y pobres del país. La gente se formulará preguntas como ¿qué hacen los ministros sudando frente a cámaras cuando los criminales toman las calles?

El presidente de la República personifica a la nación y concentra la iniciativa política del Estado. De allí que cada uno de sus actos y declaraciones tengan enormes consecuencias. No sería nada extraño que un PPK sudando innecesariamente la gota gorda frente a cámaras se sume al PPK que se puso el pañuelito durante la pasada parada militar y el PPK que suele hacer bailecitos en cada ocasión. Todo tiene un límite y el deber de todos los peruanos es preservar la imagen, el símbolo de autoridad, que debe representar PPK.

Ahora bien, ¿por qué la voluntad del espectáculo frente a cámaras? Porque, valgan verdades, ministros que sudan frente al país solo revela una voluntad mediática. Todo parece indicar que algunos ministros de PPK comparten la idea de que salvo la media (el conjunto de los medios de comunicación masiva) todo es ilusión. Y no les falta razón. Semejante aproximación puede funcionar, por ejemplo, con la gestión de Jaime Saavedra en Educación, quien con una poderosa estrategia mediática ha logrado hacer pasar la idea que está llevando adelante una “revolución educativa”. Saavedra presenta logros mínimos como si fueran los ejes históricos de una reforma, y la cosa le funciona. Sin embargo no se le exigen resultados inmediatos porque “la reforma es para el mediano plazo”.

Pero, ¿qué sucede cuando se aplica el criterio de que salvo la media todo es ilusión y se exigen resultados concretos? Allí si todo se convierte en un bumerán. Demasiada exposición, demasiado rollo, desayunos y almuerzos con periodistas, aunque sin resultados tangibles, son los boletos directos a la renuncia ministerial.

De otro lado, en la preeminencia de la idea que salvo la media todo es ilusión parece haber influido decisivamente la derrota del fujimorismo. Algunos consideran que el movimiento naranja perdió las elecciones por la feroz oposición de los principales medios del país, y quizá de allí provenga la inclinación al espectáculo. Sin embargo sin el affaire Ramírez y sin los errores cometidos al tratar el tema, Keiko Fujimori de ninguna manera habría perdido la elección y sería presidenta. El poder de los medios en las pasadas elecciones, en realidad, solo expresa los errores estratégicos e impensables del fujimorismo.

Si los naranjas hubiesen ganado, a lo mejor, esta especie de tentación de vincular el espectáculo y la política habría amainado considerablemente.

Víctor Andrés Ponce