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Dios mío, ¿quién asesora a PPK?

Dios mío, ¿quién asesora a PPK?
Víctor Andrés Ponce
04 de noviembre del 2016

En Palacio no se sabe dónde están aliados y enemigos

Luego de haber respaldado la elección de José Chlimper, Elmer Cuba y Rafael Rey, el gobierno pegó una reculada que demuestra la impericia, la inocencia y la irresponsabilidad con que se manejan los asuntos políticos en la administración PPK. Pero el encargado de desarrollar la incoherencia fue el propio Jefe de Estado: dijo que los nombramientos del Legislativo no estaban en la línea del Ejecutivo. Fue el mismo día que Javier Velarde, presidente del BCR, afirmó que el piso estaba parejo. Los vicepresidentes Martín Vizcarra y Mercedes Aráoz, y el jefe del Gabinete Fernando Zavala también secundaron el retroceso. Un día después PPK hablaría de que todo el asunto del BCR era una tormenta en un gotero. ¿Cómo entender la veleidad gubernamental?

Sucede que en el Frente Amplio está ensayando un software que, de funcionar, se aplicaría en los próximos cinco años: denunciar una supuesta prepotencia de la mayoría legislativa, amplificar el rebote en los medios antifujimoristas y echar mano de la calle para deslegitimar al Congreso. ¿Qué se busca? ¿Técnicos y solvencia moral? Todos los peruanos de buena voluntad sabemos que no. ¿Solvencia moral? ¿Y las agendas? ¿Y el apoyo al chavismo? En realidad se trata de un ensayo que busca aplicar un veto contra el movimiento naranja, algo inaceptable en una democracia.

El marketero, el hombre de relaciones de los medios que funge de asesor en Palacio, al observar la estrategia frenteamplista calculó que el asunto podía representar algunos puntos en la aprobación. Y, de pronto, la administración pepekausista comenzó a jugar con el combustible antifujimorista de la izquierda. ¿Se puede pensar la democracia de los próximos cinco años en esos términos? ¿No se da cuenta PPK que para esa estrategia funcione la mayoría fujimorista tendría que renunciar a su condición de mayoría? ¿O alguien pretende gobernar contra el Congreso y poner de rodillas al fujimorismo? Todo es absolutamente irracional e innecesario, porque la mayoría legislativa ha demostrado con hechos su compromiso con la gobernabilidad.

Por ejemplo, para la elección del próximo miembro del TC, ¿alguien cree que la mayoría legislativa cederá sus prerrogativas a la izquierda? No lo hará, y la zurda volverá a marchar contra el Legislativo hasta que la paciencia naranja se rebalse y también convoque a las masas a la calle en defensa del Legislativo. Allí sí la cosa se pondría color de hormiga. En todo caso, hacia esa dirección apunta el sueño izquierdista de organizar la política en contra del Legislativo, y no en base a las relaciones Ejecutivo- Legislativo, tal como sucede en las democracias modernas.

A estas alturas el vacío político de la administración PPK es tan clamoroso que, en la práctica, comienzan a abusar de su posición frente a la mayoría legislativa. Jugar con la estrategia de la izquierda revela frivolidad y desnuda que en el Ejecutivo están más que confiados por el respaldo del bloque mediático antifujimorista.

Que PPK eche un galoncito de gasolina a la leña que pretende encender el Frente Amplio revela la ceguera política del Ejecutivo. Es una forma de participar de la delirante estrategia que pretende arrinconar al Congreso para que luego cualquier loquito plantee “la disolución del Legislativo”. Pero una pregunta para reflexionar: ¿qué sucedería si se destapa otro caso Moreno o estalla un conflicto social como Las Bambas, y la mayoría legislativa abandona el criterio de leal oposición y decide subrayar el perfil opositor? ¿Qué sucedería si la mayoría legislativa deja de sostener al oficialismo y simplemente permite que la ley de la gravedad ejerza su papel? Las respuestas crearían un desmadre nacional, inviable para la democracia, el mercado y el éxito del gobierno de PPK.

Ante tanta falta de discreción en el oficialismo, es hora de que hombres experimentados como FOZ y Máximo San Román —cultivados y con mucho kilometraje y experiencia— pongan su granito de arena y ayuden a PPK a salir del atolladero en que parece empeñado en meterse por escuchar los consejos del marketero. Una cosa es vender la imagen de un ministro a los amigos productores y otra bien diferente asesorar en política, la energía que mueve a las instituciones de la democracia.

 

Víctor Andrés Ponce

 
Víctor Andrés Ponce
04 de noviembre del 2016

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