Debate sin sorpresas

Intervenciones no cambiarán las tendencias electorales

En el debate de los diez candidatos presidenciales no hubo mayores sorpresas ni giros inesperados que se convirtieran en determinantes para cambiar las tendencias electorales. Incluso se podría sostener que lo ajustado del formato hizo sentir su peso en el resultado final. Sin embargo, las intervenciones de los postulantes, la sobriedad de sus explicaciones y el conocimiento de los temas sí podrían tener algún nivel de influencia en los electores.

Desde antes del debate la expectativa estaba centrada en la actuación de PPK y Verónika Mendoza, en la medida de que ambos aparecían disputando cuerpo a cuerpo el segundo lugar en las encuestas. Algunos sostenían que PPK iba aprovechar la ocasión para desvelar la naturaleza estatista y proteccionista del plan de gobierno del Frente Amplio y los vínculos que lo emparentan con el archivado programa de la Gran Transformación del primer Humala. No obstante, la idea de que las contracampañas favorecen a Mendoza, al parecer, hizo desistir de esta estrategia, sin reparar que una cosa es “guerra sucia” y otra bien diferente la confrontación de propuestas. ¿No había que explicarle a la gente la cercanía del programa de Mendoza con el chavismo?

Tampoco la candidata del Frente Amplio insistió con la estrategia del antivoto; por el contrario, se dedicó a exponer los principales lineamientos de su plan estatista. Hubo momentos en que el perfil de Mendoza apareció similar al del otro radicalismo, que representa Gregorio Santos; sin embargo la falta de voluntad de sus adversarios en el debate impidió que se establecieran las conexiones entre ella y el ex presidente regional de Cajamarca. Solo hubo una inteligente pregunta de Alfredo Barnechea a Santos sobre sus diferencias con Mendoza con respecto a la propuesta de derogar la Carta de 1993.

Quizá el golpe efectista provino de donde no se esperaban novedades. Todos señalaban que el fujimorismo asistía al debate para no arriesgar; pero en la exposición final Keiko Fujimori leyó un documento en el que se comprometía a respetar los DD.HH., a no reeditar la experiencia del 5 de abril, a respetar la “no reelección constitucional” y otros compromisos democráticos redactados en una hoja. Al final, la candidata firmó el papel frente a los millones de televidentes, desatando especulaciones e interrogantes. De alguna manera ella destapó varias ollas de presión que sus rivales están cocinando para la marcha del 5 de abril. En todo caso, en el fujimorismo se nota plan, estrategia y objetivos.

En sus exposiciones Keiko Fujimori, PPK, Alfredo Barnechea y Alan García dejaron la impresión de ser políticos que conocen el oficio y las cosas de las cuáles estaban hablando. Barnechea destacó en el tema gas; pero un aire de derrota —frente al avance de Mendoza— parecía percibirse en sus gestos, lo que quizá lo anuló para las audacias. Ahora bien, la imagen de Verónica luego de sus intervenciones y respuestas es la de una muchacha en intenso proceso de aprendizaje. Cuando Toledo le preguntó cómo iba a financiar el incremento de los salarios de los trabajadores estatales ella le respondió con el estribillo de la diversificación industrial de la economía. Verónica se desplomó con esa respuesta, pero nadie quiso liquidarla.

En todo caso es complicado analizar un evento que carece de la riqueza de aquellos acontecimientos que modifican las tendencias electorales. Si las cosas se siguen moviendo en el tablero será por otros sucesos.

Víctor Andrés Ponce