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Cuando se pretende emparejar todo

Cuando se pretende emparejar todo
Víctor Andrés Ponce
27 de octubre del 2017

El intento de igualar los casos Humala y Toledo

 

El Comercio acaba de publicar las declaraciones que brindó el publicista brasileño Valdemir Garreta ante el fiscal anticorrupción Sergio Jiménez, en Brasil, en las que afirma que las constructoras OAS y Odebrecht le pagaron US$ 986,000 en efectivo con objeto de asesorar la campaña electoral de Ollanta Humala en el 2011. El destape confirma las denuncias que el diario Correo, bajo la dirección de Aldo Mariátegui, formulara unos años atrás.

La manera como se efectuó el financiamiento de la asesoría electoral de Humala agrega más elementos a las imputaciones fiscales en contra de Nadine Heredia y Ollanta Humala y, de una u otra manera, deja la percepción de que alrededor de los casos de Humala y de Alejandro Toledo comienzan a acumularse evidencias que pueden llevar a una continuidad del proceso y a las respectivas sentencias.

Ante estas situaciones, de manera inmediata, se hace inevitable la comparación con los supuestos casos de Alan García y Keiko Fujimori que, en base a anotaciones y una frase, impulsó a los fiscales a ampliar una investigación preliminar y hablar de “crimen organizado”. El contraste es inevitable: en cuanto a Humala y Toledo hay delaciones premiadas, reuniones confirmadas, cuentas bancarias establecidas y montos respaldados por los colaboradores y los propios receptores.

¿Qué existe en las imputaciones en contra de Keiko y García más allá de ciertas anotaciones? Hasta hoy nada. Sin embargo en días pasados asistimos a una estrategia que intentó emparejar los casos de Humala, Heredia y Toledo con los líderes del aprismo y el fujimorismo gracias a la ligereza de algunos fiscales.

El asunto representó una verdadera operación mediática de tal envergadura que, incluso, en La República y El Comercio se publicaron artículos de Heredia y Humala respectivamente. En un acto de histrionismo, Heredia incluso llegó a sostener que Keiko “debería cumplir su proceso en libertad”, luego de que una conocida periodista señalara que las situaciones de Heredia y Keiko eran parecidas.

Para todos es evidente que resulta discutible judicialmente la detención provisional de los Humala, pero la estrategia de emparejar las cosas es una de las canalladas a los que no tiene acostumbrado la élite peruana. En la política y en el espacio público del Perú no hay reparos ni autorregulaciones éticas cuando se trata de avanzar y ganar. Y, más allá de que en esta columna no se pone las manos al fuego por nadie y que se participa de la idea de que García y Keiko deberían ser investigados con detalle, el intento de emparejamiento solo revela la estrategia de judicialización y de envilecimiento de la política que se cultivó durante el nadinismo.

En todo caso las noticias del Brasil solo siguen confirmando que los dioses antifujimoristas, las quintaesencias del anti de los últimos quince años y que prohijaron al actual establishment del Estado, están, como se dice, con la soga hasta el cuello. En este contexto la estrategia de emparejar los casos para crear la percepción de que todos están embarrados por igual (y, por lo tanto, todos deben ir a la cárcel o nadie) es muy difícil que sea aceptada por la ciudadanía.

 

Víctor Andrés Ponce

Víctor Andrés Ponce
27 de octubre del 2017

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