Ceño fruncido naranja

Estrategias fujimoristas frente a administración PPK

Los activistas de izquierda, que controlan gran parte de medios de comunicación en el Perú, primero señalaban que Keiko Fujimori permanecía en silencio porque “estaba deprimida”. Sin embargo luego de que la lideresa naranja rompiera el silencio y pisara una cáscara de plátano, vinculando el fracaso con la depresión, los mismos activistas desataron “un gran debate nacional sobre la depresión” y todas las escuelas de psiquiatría y psicología pusieron su granito de arena. El activista de izquierda jaló la pita y, de pronto, Keiko era enemiga de los deprimidos, ¡deprimidos del mundo uníos!

El nivel de pasiones lleva a este tipo de enfoques de la política. Sin embargo, esas mismas pasiones impiden observar los temas de fondo detrás de la reaparición de Keiko. Y, una de las cosas que más llama la atención es el rostro severo y el ceño fruncido de la lideresa fujimorista, y sobre todo el tono de confrontación y el latigazo despiadado contra la administración PPK. ¿Qué hay detrás de la frase “el gobierno es una gran desilusión”?

Si a esto le sumamos el hecho de que Cecilia Chacón, con razones a su favor, pechó al ministro de Educación Jaime Saavedra en la Comisión de Presupuesto del Legislativo, por la baja ejecución presupuestal del sector, es evidente que el ceño fruncido y el tono naranja para enjuiciar al pepekausismo pueden formar parte de una estrategia. Y si agregamos la voz elevada de Héctor Becerril en la Comisión de Fiscalización del Congreso las cosas se vuelven más que evidentes.

Quizá el fujimorismo está desarrollando una estrategia que le permita enfrentar la eventualidad de un fracaso de la administración PPK. El ceño fruncido y el humor confrontacional salvan al movimiento naranja de la ofensiva que todos los sectores de izquierda (la parlamentaria y la radical) desarrollarán hacia el 2021, tratando de vincular al fujimorismo con un eventual “fracaso del neoliberalismo”, encarnado en el gobierno de PPK. Si observamos con detenimiento el ceño fruncido naranja notaremos que podría expresar la misma adustez de los posibles ceños fruncidos de una Verónika Mendoza, un Gregorio Santos o un Antauro Humala, ante un eventual fracaso pepekausista.

En otras palabras, el fujimorismo se habría propuesto seguir representando el humor antisistema —que se mantendría y aumentaría ante el yerro pepekausista— que expresó en las últimas elecciones para enfrentar un posible desborde radical. Si las cosas apuntan por allí, la estrategia es inteligente y los defensores de la democracia y el mercado podrían darse por bien servidos, más allá de que suelan acompañar a los activistas de izquierda que controlan los medios.

Sin embargo si el fujimorismo apuesta por el ceño fruncido como única estrategia, y no como el complemento de otra principal, estaría cometiendo un error político de terribles consecuencias. No se debe ignorar la posibilidad de un hipotético fracaso pepekausista, pero la política y el buen juicio indican que se debe tratar de evitarlo a toda costa, con uñas y dientes.

El derrumbe de la administración PPK puede derribar el modelo y organizaría un escenario tan favorable a la izquierda antisistema que el fujimorismo avanzaría hacia el 2021 con todas las tendencias en contra. Por ejemplo, Gregorio Santos podría decir que todo empezó con Fujimori y todo termina con PPK. De allí que la estrategia del ceño fruncido vale, pero como plan B. La historia tiene esas paradojas, anuda el destino de pepekausitas y fujimoristas, actores que no quieren converger.

Víctor Andrés Ponce