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Basta de miserias, ¡indulto a Fujimori!

Ex jefe de Estado ingresa a cuidados intensivos

Basta de miserias, ¡indulto a Fujimori!
Víctor Andrés Ponce
12 de mayo del 2017

Ex jefe de Estado ingresa a cuidados intensivos

El lamentable amague del Gobierno en el que, supuestamente, se pretendía considerar el indulto para Alberto Fujimori, ayer terminó con el internamiento del ex presidente en una sala de cuidados intensivos de una clínica local. Es la primera vez que Fujimori sale del fundo Barbadillo por problemas de salud y tiene la necesidad de recibir cuidados especiales por una repentina taquicardia. Considerando que la salud del ex jefe de Estado se ha deteriorado considerablemente luego de once años de reclusión, intentar utilizar el tema de su situación carcelaria como parte de cualquier estratagema política, en realidad, erige un monumento a la miseria política, aleja al espacio público de todas las grandezas y empuja la política hasta el fondo de los sótanos.

Es impresionante cómo en un único capítulo el oficialismo llevó la polarización fujimorismo versus antifujimorismo a niveles impensables —superando con creces a lo hecho por el nadinismo—, cuando el presidente Kuczynski intentó ningunear a la lideresa de la oposición llamándola “la hija de Alberto Fujimori”, cuando el vicepresidente Martín Martín Vizcarra señaló que “Alberto Fujimori era el líder indiscutible de Fuerza Popular” y cuando el pepekausismo hizo el amague de negociar con el albertismo para modificar la situación carcelaria de Fujimori. Más tarde, la voluntad de acrecentar la polarización impulsó al oficialismo a promover la llamada “ley Vieira”, sobre el arresto domiciliario para personas de avanzada edad y en grave estado de salud.

En un solo capítulo el maquiavelo de bolsillo pretendió enfrentar a hija contra padre, ningunear a la lideresa de la oposición —que ha protagonizado las últimas dos segundas vueltas electorales— y dividir a la primera fuerza política del Perú. Tremendo el estratega que ha empujado al oficialismo a un despeñadero de difícil salida, porque el fujimorismo, sin mover una sola pestaña, impulsó la interpelación de Vizcarra y Basombrío. Y todo parece indicar que, en menos de un año de administración pepekausa, habrá un nuevo choque entre Ejecutivo y Legislativo; y casi es seguro que otro ministro será censurado. ¿Cómo entender esta locura?

Para la coalición mediática, que no tiene rubores en explicitar su alianza con el gobierno, todos los errores deben endilgarse al movimiento naranja. Pero, como todos sabemos, para un matrimonio o un divorcio siempre se requiere la voluntad de dos actores. A entender del suscrito, el fujimorismo tiene mucho que ver en la presente polarización, pero el capítulo en que se manoseó la situación carcelaria de Alberto Fujimori es de exclusiva responsabilidad de Palacio.

Pero eso no es todo. Ante la decisión del fujimorismo de archivar la ley Veira, el pepekausismo —en un gesto que estremece— pretende señalar que el movimiento naranja es responsable de que no se cambie la situación carcelaria de Fujimori. En otras palabras, no solo se quiso enfrentar a hija contra padre, ningunear a la lideresa de la oposición y dividir a Fuerza Popular, sino que ahora Keiko se convierte en “la hija siniestra” que se opone a cambiar la situación carcelaria del padre.

Sin embargo, como reza el refrán popular, cuando más negra está la noche más cerca está la madrugada, la luz. El presidente Kuczynski tiene la oportunidad de superar este embrollo al que ha empujado al Gobierno el asesor izquierdista con ínfulas de político. Un Alberto Fujimori en cuidados intensivos no necesita mayores calificaciones médicas para concederle el indulto humanitario, aquella gracia presidencial que se concede a enfermos en situaciones terminales, condenados incluso por temas de lesa humanidad (que no es el caso del ex jefe de Estado). Un hombre de cerca de ochenta años, con deterioro permanente, ¿acaso no ha entrado a una situación de extrema gravedad?

Si el jefe de Estado concede esta gracia presidencial se habrá puesto por encima de los pepekausas y los fujimoristas, y se habrá convertido en el primer jefe de Estado en cancelar esta absurda polarización que envenena a nuestra democracia en los últimos quince años. De lo contrario, el propio PPK habrá abierto las puertas de un enfrentamiento difícil de imaginar para un país que necesita convergencias políticas de urgencia para impulsar reformas de segunda generación.

 

Víctor Andrés Ponce

Víctor Andrés Ponce
12 de mayo del 2017

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