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Alan y Lourdes

Alan y Lourdes
Víctor Andrés Ponce
14 de diciembre del 2015

Sobre la alianza electoral entre el Apra y el PPC

La izquierda mediática ha soltado una hemorragia de críticas en contra de la alianza entre el Apra y el PPC. Hay argumentos de todo tipo, pero los que más llaman la atención son los que se refieren a la ética de los pactos, sobre todo, cuando no se dice nada sobre las alianzas de César Acuña con los eternos pasajeros de todas las combis de las campañas electorales. Es evidente pues que la alianza entre Alan García y Lourdes Flores ha tocado algún nervio y podría terminar modificando las tendencias electorales. ¿Por qué?

Las elecciones del 2016 se caracterizan porque la pelea se concentra en el protagonista que disputará la Presidencia con Keiko Fujimori en la segunda vuelta. Todos aceptan que la candidatura naranja ya está en la segunda ronda, a menos que se desencadene un cataclismo político.

En ese contexto, la principal batalla, los navajazos y los desangramientos, se producen entre quienes disputan el voto no fujimorista. De alguna manera PPK, Acuña y García, están guerreando por ese espacio. Pues bien, la alianza Apra-PPC crea la imagen de una opción al fujimorismo claramente identificada con la institucionalidad y la predictibilidad. Es decir, ya no  se trata de las habilidades o yerros de García sino de algo más. El futuro de esta alianza dependerá del contraste que el elector desarrolle con las candidaturas de PPK y Acuña.

Todo indica que García ha forzado la alianza con el PPC (se habla de reuniones con el propio Luis Bedoya Reyes) porque, al parecer,  busca posicionarse como el candidato de Lima, una manera de asegurar el pase a la segunda vuelta. De allí que el único sentido real de esta coalición para el Apra pasa porque Lourdes Flores integre la plancha presidencial. No hay otra. La lideresa pepecista en campaña, más allá de su fascinación por la derrota, puede ser clave para eliminar resistencias y anti voto.

Otro elemento a considerar tiene que ver con el papel de las personalidades en nuestra democracia sin partidos. La idea de un elenco estable (Keiko, PPK, García y Toledo) se consolidaría y se potenciaría con el regreso de  Flores Nano al fragor de una campaña. Allí es donde la idea de una dupla, de una alianza, expresada en dos rostros, puede levantar vuelo.

En todo caso hemos visto un acto de política pura con respecto a las alianzas. Mientras Acuña jalaba figuras trajinadas en diversos partidos, se aliaba con Somos Perú, y anunciaba la contratación de un marketero brasileño; mientras PPK no formulaba grandes anuncios sobre coaliciones; y mientras en el fujimorismo se permanecía impertérrito postergando las movidas para la segunda vuelta, el aprismo y el pepecismo se atrevieron a la política.

En las democracias y las campañas electorales las victorias y derrotas son expresiones de hechos políticos. Si bien el financiamiento es importante no sirve sin política. Hoy la candidatura de García puede tomarse un nuevo aire para seguir en la maratón, Flores Nano vuelve, se salva al PPC de la ruptura y la desaparición y, de una u otra manera, se obliga a los demás actores a responder con otros actos de política. Ver para creer dijo el incrédulo. En todo caso, la campaña recién empieza.

Por: Víctor Andrés Ponce

Víctor Andrés Ponce
14 de diciembre del 2015

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